'La poesía es mi trinchera en una guerra contra mí mismo y el mundo que no comprendo'

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INMACULADA BARRANCO. Francisco Javier Insa García (Orihuela, 1975) es abogado, docente y licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración. Edita su primer poemario ‘A la luz de mis sombras’ ​con Olé Libros (2020). ​Ha publicado varios relatos en la revista literaria bimensual 'En sentido figurado', editada en Alemania, EEUU, México y España. Fue ganador del I certamen 'Vencer la homofobia' con el microrrelato 'Déjame ser' e incluido en la antología VI Concurso de microrrelatos Porciones del alma (2020). Colabora también como articulista, periodista y poeta en diversos medios digitales. 

Escoltado por una ​hilera de moreras, en un primer piso del murciano barrio del Carmen y cerca del Cuartel de Artillería, reside Francisco Javier Insa García (Fran), escritor polifacético que ahonda en su interior y transmuta del Fran real al Fran autor, al poeta, en búsqueda de inspiración y de versos. 

Confiesa que escribe al desnudo y que para ello vence el pudor: “Me abro las carnes,(...) y siendo honesto, en el fondo, tengo alma de poeta”. 

En este año pandémico estrena su obra ‘​A la luz de mis sombras’ (Olelibros)​, “Mi primer poemario hecho carne”, dice. 

De adolescente ya escribía... 

Escribo poesía desde los 14 años. No hay día que no escriba un verso.
Para mí la escritura, en general, es una necesidad imperiosa de expresarme. ​Describo momentos, estados de ánimo, etc. La poesía siempre ha sido mi refugio, mi trinchera en una guerra contra mí mismo y contra el mundo que no comprendo y viceversa. 

Es abrirme en carne viva. Explotar, sentir, llorar, darle voz a ese niño que se ha pasado media vida mirando a la pared en el rincón y que ahora, con mente de adulto, tiene mucho que decir y ya no calla; ya no se esconde. 

La poesía para mí es el ​locus amoenus de mi vida. El rincón donde me siento seguro, donde soy yo, donde no hay ruido y puedo escucharme. 

Un poema de tres líneas puede suponer una descarga emocional brutal. Esa es la magia de la poesía, puedes volcar tu alma en un verso de cuatro palabras. 

¿Ha sido importante la influencia de su familia? 

Mi madre, Charín, me ha inculcado el placer por la poesía, y mi tía Maricar es un modelo de mujer luchadora para mí. Tanto en mi casa como en la de mi abuela los libros han estado siempre presentes. La revista de Círculo de Lectores era todo un acontecimiento y había tal cantidad de libros que, literalmente, no cabían en casa. 

Recuerdo a mi madre trabajando en el bajo del edificio en el que vivíamos. Al fondo una luz y ella cosiendo mientras mi hermano y yo jugábamos entre las telas y retales. Mi hermana aún no había nacido. Recuerdo el sonido de la máquina de coser y el de las tijeras cuando cortaba la tela de la ropa que nos cosía. Eran muchas horas allí y ella, para entretenernos porque éramos traviesos, nos proponía un tema y a partir de él componía una poesía, de rima sencilla que, recitada por ella sonaba maravillosamente. Tiene una memoria envidiable, es capaz de recitar durante horas todas las poesías y cuentos que se sabe. 

Acaba de publicar su primer poemario ‘A la luz de mis sombras’ con la editorial Olélibros, ¿cómo ha sido la experiencia? 

Para mí ha sido una experiencia muy enriquecedora y emocionante. Estoy lleno de ilusión. Ha sido tan rápido que aún no lo he digerido. Envié el poemario a la editorial y en un par de días recibí la llamada de Toni Alcolea, director de Olélibros. En menos de una semana ya había firmado el contrato. 

¿Algún poeta o poetisa que le guste en particular? 

Mi poeta por excelencia es Alejandra Pizarnick. Me siento muy identificado con su poesía. Por supuesto, Borges, Dulce María Loynaz y clásicos como Baudelaire, Lorca, Gil de Biedma, etc. No quiero olvidarme de Sor Juana Inés de la Cruz. 

La poesía es consecuencia directa de la sociedad en la que vivimos y, por supuesto, de las vivencias personales de cada uno. 

De los contemporáneos citaría a Eloy Sánchez Rosillo, Pessoa, Joan Margarit, ... y mi último descubrimiento que consigue quitarme el aliento con un verso, Elvira Sastre, una delicia que te llega a lo más profundo. 

Comienza el poemario con ​Ego sum (​ yo soy), la omnipresencia del Yo y de la primera persona, ¿reivindica su existencialidad, su Yo ante el mundo, ante sí mismo? 

El poemario representa una vuelta al origen, a la palabra, (por eso se estructura en latín), de la vida y de mí mismo. 

Es una experiencia catártica, dada su génesis, un golpe de la vida. Con el poema Ego Sum, la primera parte, hago una mirada interior profunda, hacia el abismo, mirada que da vértigo, y una vez que me encuentro, desde ese yo interno, escruto el exterior y concluyo que no coinciden. LLega el momento de reconstruirse y reconstruir el mundo de acuerdo a esa imagen interior. Ego Sum comienza con un poema que es toda una revelación: 

Para mí, este es un poema con una clarividencia absoluta. Es un despertar, una llamada de atención para darse cuenta de que todo lo que dabas por seguro y sentado en la vida puede desaparecer en un segundo, sentado en una silla en el pasillo de la UCI mientras lloras. En el inicio del camino: ahí cojo al lector de la mano y le digo que me acompañe en este camino de luces y sombras. Una catarsis absoluta, curativa y reveladora que transforma la forma en la que veo la vida. 

¿Cuáles son los temas más relevantes de su poesía? 

Mi poesía es intimista; nace de las grietas, de las vísceras, del corazón. Lo que siento en ese momento, ahí y ahora. Mis ilusiones, anhelos, desesperanza, gritos de dolor y alegría..., es un cóctel molotov que fluye sin pensar y toma forma. A veces, es dura, muy dura, pero es lo que siento, soy yo y mi visión del mundo. Hay algunos amigos que me preguntan: “Oye, ¿y no te sale otro tipo de poesía?” No, la poesía no se busca, si fuera así sería tramoya, artificio, falacia, la poesía nace de lo más hondo del poeta. 

Por supuesto, bebo de mis vivencias cotidianas y, sobre todo, de la naturaleza, un lugar que me inspira mucho, alejarse del mundanal ruido. De ahí que haya una parte del poemario dedicada a ella. 

¿Se deja seducir por las historias ajenas? 

Me alimento de mi entorno, los amigos y la familia; de su influencia en mí. El entorno me hace crecer como poeta y alimenta mi 'Yo' con sentimientos que luego vuelco en mi poesía. Si no lo siento no puedo reflejarlo en el papel, ¿cómo describir el sabor de algo que no has probado? 

¿Se puede ser poeta sin haber experimentado el dolor? 

Yo no podría. El dolor, que forma parte de mi vida, es un esencial de mi poesía, junto con otros: felicidad, ilusión, incertidumbre etc... 

La felicidad para mí es efímera, el dolor no, deja una impronta que te acompaña siempre. 

La felicidad es la ​kryptonita​ de la poesía. 

No, la poesía ha girado y seguirá girando siempre en torno a los mismos temas porque son la esencia de la vida. La felicidad, para muchos poetas, es justamente lo contrario, el motivo para escribir. 

Este año 2020 lo recordaremos como el año de la pandemia COVID 19 ¿qué ha supuesto para usted? 

Para mí ha sido un año duro en lo personal y la pandemia ha contribuido en esa dureza, qué duda cabe. Ha sido un despertar, un renacimiento. 

Nuestros abuelos hablaban de la guerra, de la suerte que tenemos de tener una despensa llena de comida. Ahora, la pandemia ha sido una herida que, al menos en mi caso, me ha hecho pensar que es momento de llenar los armarios de abrazos, de besos, de caricias, de amor. Porque lo que antes se daba por sentado, ahora se ha digitalizado. 

Echo de menos los abrazos, a mi familia, a mis amigos, el contacto físico que ahora siempre va acompañado del miedo. ¿Qué ha supuesto la pandemia para mi? Soledad y clarividencia. Y un hecho muy importante, mi libro iba a ser presentado justo antes de la pandemia, pero el confinamiento supuso la revelación de mi ​Yo poético ante el mundo y muchas cosas buenas. De ahí la dualidad perpetua. 

¿Cuáles son sus próximos proyectos? 

Soy una persona inquieta y creativa. Entre mis proyectos se encuentran un segundo poemario; un programa de podcast de poesía y literatura, seguir colaborando en medios digitales con artículos de opinión y reseñas; una obra de teatro inédita, etc. 

Quiero seguir creciendo como escritor, aprender de otros, enriquecerme desde la honestidad y, sobre todo, seguir conociendo gente maravillosa a través de las redes (ahora es muy complicado de otra forma) donde se van tejiendo unas sinergias que nunca, hasta ahora, hubiera imaginado.

Un sueño... 

Ser feliz aunque la felicidad sea efímera. Por tanto, tener millones y millones de momentos efímeros de felicidad. 

Francisco Javier Insa. 

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