BULOS: Dejar que las mentiras nos influyan depende de nosotros

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Inmaculada Barranco Latorre

"El fin de semana del encuentro aeronáutico en la localidad murciana de San Javier, miles de personas avistaron al monstruo del Lago Ness en el Mar Menor. Según fuentes acuáticas, las autoridades submarinas lo mantienen en secreto y han prohibido la divulgación de las imágenes por temor a una avalancha de turistas ovolácteos cuaternarios.

Por lo visto, el monstruo, dada su avanzada edad, ha emigrado a nuestra laguna en busca de sus aguas cálidas y mineralizadas, plancton rico en magnesio, vivienda gratis y una paga mensual de 532 euros. Todo indica que el color amarronado de las aguas es debido al movimiento febril de sus aletas cuando juega con las lubinas a los bolos cartageneros". 

Eso es un bulo, una noticia falsa. De broma, pero es un bulo. Una mentira que puede viralizarse en redes sociales a más velocidad que una foto de Belén Esteban con burkini en La Manga.

El asunto es que muchas personas toman los bulos por ciertos porque no se paran a analizar la veracidad de la información. Esto, sin olvidar, la cantidad de rumores y calumnias que encontramos en las redes sociales, los 'whatsapp' y el peor de todos, el boca a boca. Todos tienen algo en común: la malicia. También es cierto que circulan muchos chistes y que pasamos buenos ratos cuando los comentamos entre amigos. Estas ocurrencias graciosas y no ofensivas suelen ser bienvenidas.

El periodismo satírico nos presenta la realidad a través del absurdo, la parodia y la exageración. Se puede decir que usa el humor o la ironía para denunciar o criticar una noticia. La diferencia principal entre el periodismo satírico y las fake news es que, cuando lo leemos, sabemos que lo que cuentan es en clave de humor. Páginas como Hay noticia y Mundo Today nos hacen reír de vez en cuando.  En España, las noticias satíricas tienen sus orígenes en las gacetas de los siglos XVI y XVII y nos han acompañado con su agudeza mordaz hasta ahora.

Sin embargo, hay que estar atentos ante la proliferación de las noticias falsas o fake news,  que son productos pseudo periodísticos cuyo objetivo es engañar. Usan el embuste para influir en las decisiones personales. Manipulan la información para engrandecer o desprestigiar a personas o instituciones,  con el fin de obtener ganancias o rédito político. El diccionario inglés Collins  define las fake news como “información falsa, a menudo sensacional, diseminada bajo la apariencia informes de noticias”.

Presidentes de gobierno y de entidades públicas o privadas; políticos, artistas, empresarios, asociaciones no gubernamentales, instituciones, manifestaciones y una larga lista de afectados han sido víctimas de las noticias falsas. Hasta el papa Francisco,  en la LII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, celebradas el pasado 13 de mayo, arremetió contra las fake news y apeló a "la responsabilidad personal de cada uno", para evitar "la expansión de la desinformación". Advirtió que las noticias falsas revelan "la presencia de actitudes intolerantes e hipersensibles al mismo tiempo, con el único resultado de extender el peligro de la arrogancia y el odio".

Para evitar caer en la trampa  de la información engañosa es importante que le dediquemos tiempo a comprobar la fuente de la noticia.  Podemos fiarnos de las cuentas oficiales de diversos organismos como Policía (Twitter - Facebook), Cruz Roja y la Guardia Civil (Twiter - Facebook). También podemos acudir a páginas que desmontan los bulos como VOST, Maldita.es,  Snopes,  StopBulos, entre otras.

Es noticia que 629 migrantes a bordo del buque humanitario Aquarius desembarcarán en Valencia. Ya se escuchan bulos como que tendrán una paga de 532 euros, que viajan terroristas y violadores, que les darán una casa gratis y recibirán más ayudas que los españoles. Creerlo  es, de alguna manera, aceptar que hemos caído víctimas de la manipulación.

Hay quienes piensan que España, en este momento, no puede permitirse  asumir más responsabilidades económicas porque no hay dinero para todos. Hay quienes piensan que somos un país de emigrantes y exiliados y que a nosotros nos han recibido, historicamente, en muchos países y ahora es el momento de ser solidarios.

Una cosa es discrepar sobre el reparto que hace el Gobierno con los recursos económicos y que de ahí surja una discusión enriquecedora para todas las partes, y otra muy distinta es prestarse a la divulgación de mentiras y dejarse llevar por vilezas y calumnias que no aportan nada al conjunto de la sociedad. Viralizar noticias falsas y dejar que las mentiras influyan en nuestras decisiones depende de nosotros.

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