Por Pablo Melgar Salas
El pasado viernes llevé a la playa de La Ribera a mi amiga y compañera de piso procedente de Finlandia y estudiante Erasmus en Murcia y a una amiga suya que estaba de visita por unos días para visitarla, también finlandesa y Erasmus en Madrid.
Deseosas de llenarse de sol y sudar los casi 30grados que hacían esa mañana en la costa del Mar Menor cogimos el autobús desde la Estación de Autobuses de Murcia para dirigirnos en la moribunda línea 70 hacia la playa. Los 4 euros que costó el viaje no supuso para ellas un gran esfuerzo, ya que durante su estancia recorren sin sudar toda la geografía española mientras que, por el contrario, mi reducido presupuesto se debilita enormemente con estos viajes con chófer.
Ya allí sólo querían tomar el sol, ponerse morenas y jactarse de su suerte una y otra vez repitiendo: “I love Spain”. Y es que si de algo nos podemos sentir orgullosos los españoles es del paraíso en el que vivimos en cuanto a un tiempo meteorológico privilegiado con 5 meses de verano y sol. Allí en Finlandia, por supuesto que no cuentan con esa suerte y el verano, como aquí lo conocemos o siquiera alguna ligera sombra de él, sólo dura apenas unos días.
En Escandinavia no pueden tomar el sol todos los días a partir de los primeros días de Abril hasta mediados de Octubre como aquí, si el tiempo acompaña. Además allí el concepto de temperatura es completamente diferente. ¿Puede estar fría el agua del Mar Menor en el mes de Abril para alguien que se baña en el hielo durante el invierno? Para nada. Así que se metieron sin miramientos dentro del mar diciendo que “no estaba caliente, pero tampoco fría”. Os diré que mi cuerpo encogió diez centímetros al sumergir mi dedo gordo del pie la primera vez antes de acostumbrarme a lo “fresquita” que estaba el agua.
Durante la estancia en aquel edén que es el Mar Menor en primavera, con un calor soportable y una playa tranquila de movimiento, hablábamos sobre la posibilidad de que pasaran el verano aquí; ya que haber vivido en España y no conocer el verano de aquí es como el jamón ibérico sin su tocinillo. Me contaban que no sabían dónde iban a trabajar en verano allí en su país, pero por sus caras no estaban preocupadas por ello. Sinceramente creo que la única preocupación que tenían era la incertidumbre de no saber el sitio concreto en el que se ganarían algún dinero para sobrellevar los gastos del año que viene. Mientras, yo pensaba en mi situación aquí, echando el boleto de lotería cada día para ver si toca en forma de algún trabajo de verano; cosa que veo bastante turbia, dada la situación actual. Así que me dio pena insistirles mucho en que se quedaran, para que no corrieran con mi mismo sino.
También comentaron que La Ribera les parecía un pueblo muy bonito y que lo que más les gustaba eran las Casas Señoriales, esas que por toda la villa dan ese toque de pueblo distinguido que alguna vez tuvo nuestro pueblo. Lo que no se explicaban era el porqué de su abandono y su mal cuidado. Les dije que yo también me preguntaba lo mismo y pensé en las posibilidades que esas casas enormes y elegantes podrían tener para este pueblo, sobre todo viendo algunas construcciones vecinas que se han permitido hacer a pie de playa asesinando para siempre ese toque distinguido que dicen que alguna vez tuvo nuestra Ribera.
Me hizo pensar, pues es como si nos borraran la memoria y apareciéramos como simples forasteros en nuestro pueblo de toda la vida, este que tanto queremos; y nos diéramos cuenta de los fallos que tiene y de las cosas incorregibles ya. Les fascinó la Casa Barnuevo, ¿y a quién no? Y es una pena que ninguno la podamos disfrutar y que los finlandeses no puedan visitarla cuando vienen, quizás siendo lo único visitable en La Ribera con cuerpo de museo.
Es una pena que no todas las cosas estén a la altura del nirvana en el que vivimos y que cuando vienen extranjeros se extrañen de por qué las tasas de la Universidad son tan caras, de por qué no tenemos becas ni trabajos de verano, de por qué hay mendigos durmiendo en la calle o casas de postal derruidas. Quizás en los países del Norte no disfruten del sol, ni puedan estar morenos durante todo el año pero son una sociedad mucho más adelantada que nosotros y están a la altura del lugar en el que viven. Desde luego, en esta vida, no se puede tener todo.









