El que siembra recoge

Hace ya un año que se creó el Santiago de la Ribera F.C. para que los chavales que terminaban la fase de juvenil pudieran seguir compitiendo sin salir del municipio.  Una bonita iniciativa que tomaron algunos futbolistas del pueblo que comprobaban cómo el Mar Menor no les daba la oportunidad de jugar.

Contaron con la complicidad de Germán Tezanos, antiguo entrenador del Mar Menor, que no dudó en ayudarles. Formaron un grupo bien avenido, que trabajó para que  el proyecto se hiciese realidad. Ilusión y ganas no faltaron tanto a jugadores como a directivos. En menos de un mes se contactó con José Luis, un entrenador de Pilar de la Horadada que en sus tiempos había militado en las filas del Mar Menor.  Y generosamente aceptó entrenarles sin cobrar un céntimo. El club comenzó su singladura deportiva. Se abrió una cuenta en Facebook donde se iba narrando día a día los avatares que se encontraban. Con transparencia y desenfado nos enterábamos de los resultados, de las iniciativas, ofertas para acudir al campo… El Riber caía simpático a la gente, que acudía cada vez en mayor número a presenciar los partidos en el Pitín. Los más agoreros del pueblo no daban ni un duro por este nuevo equipo que cada vez jugaba mejor.  Sin embargo a pesar de que el bueno de José Luis tenía que improvisar cada jornada una alineación distinta se ganaron bastantes partidos. Y al final de temporada el Riber incluso decidió la liga, complicándole la vida al líder de la categoría. Un digno puesto octavo en la clasificación final generó expectativas para la siguiente temporada. Durante el verano un grupo de jugadores del club compitieron en un torneo de fútbol playa finalizando como campeones. Esto unió aún más al grupo que estaba deseando que la nueva temporada comenzase. Toda una piña.

Germán Tezanos, el presidente fundador, dimitió para dar paso a gente nueva que continuase con el proyecto. Se formó una nueva directiva encabezada por Maria Teresa Zaplana, una fiel seguidora del equipo. Este nuevo grupo dirigente decidió, entre otras cosas, cambiar de entrenador. José Luis quería continuar pero, lógicamente, pidió una cantidad para gastos. No se le respondió y, al poco, ya habían encontrado a uno nuevo. Según nos pudimos enterar, “querían contratar a alguien con otras ideas futbolísticas”. Todo esto eran rumores pues ya el club no informaba como antes. La página de Facebook había enmudecido de repente. Toda la transparencia, a la cual nos tenían acostumbrados a los seguidores, se transformó en mutismo. A pesar de ello la afición respondió y aumentó el número de socios, resultado de la bonita campaña del  año anterior.

Comienza la pretemporada y, Pepe Pino, nuevo entrenador, decide dar de alta federativa a un número limitado de fichas.  Después de varios partidos amistosos nos enteramos de que algunos jugadores que formaron la base del Riber están en entredicho y no se sabe si al final contarán con ellos. Otros no conocemos el criterio seguido. Rumores, pues el Facebook sigue mudo y a la afición no se le informa de los proyectos y novedades para la próxima temporada.

Recordamos que el club se creó para dar cabida a los futbolistas que terminaban su fase de juvenil y querían seguir compitiendo. Recordamos, igualmente, que lo fundaron los mismos futbolistas. Por lo tanto  no pertenece a nadie ajeno a esta idea. También recordamos que la simpatía hacia este equipo viene por su transparencia en las informaciones y por el buen rollo que el grupo despertaba. No es de recibo el trato que ha dado la nueva directiva  a una persona como José Luis García que empeñó su tiempo y el de su familia. Por lo menos tenía derecho a ser informado de las intenciones y no cuando la decisión estaba ya tomada. Como tampoco nadie comprende que ahora se menosprecie a unos chavales que con su esfuerzo han llevado al Santiago de la Ribera F.C. a donde está ahora.

No tengo nada contra Pepe Pino, que lógicamente es ajeno a todo esto.  Seguro que sus intenciones son buenas  y que sus criterios futbolísticos correctos. Su currículo lo avala, no en vano es todo un profesor universitario. Tan solo llamo al orden a un grupo de personas  que no se entera de que el Riber no es de su propiedad y que tienen que contar tanto con los futbolistas como con una  afición que ha creído en este proyecto deportivo y humano. Es un equipo de jugadores aficionados y no profesionales. Tienen tiempo de rectificar y seguir por el camino que desde un principio se había trazado. La desinformación, el oscurantismo y, por qué no decirlo,  el caciquismo, no son buenos en ningún orden de la vida. Y les recuerdo, en definitiva, que el que siembra recoge.

 

Texto: Pablo Melgar Moreno