La Lotería de Navidad deja pellizcos por el Mar Menor

La Lotería Nacional de Navidad ha dejado solo algunos pellizcos por la comarca del Mar Menor. En Torre Pacheco se han repartido 60.000 euros en 10 décimos del quinto premio, y otro tanto en Balsicas. La administración número uno de San Javier, cuyo titular José Miguel Martínez Tárraga -en la foto- vendió décimos terminados en 46, premiados con el primer premio, el Gordo de Navidad, a la peña festiva El Guateque. Algunos del tercer premio, terminado en 89, se han vendido al Teléfono de la Espezanza. En Los Narejos, la suerte ha dejado 18.000 euros.

 

Hace ya 52 años que a Policarpo lo convirtió la Lotería navideña en un hombre rico, y aún se sigue agotando en Los Alcázares aquel 13.269, del que casi todos los vecinos llevaban participaciones. Al afortunado repartidor, que después se compró una de las casas más céntricas y señoriales del pueblo, lo esperaron los vecinos a la entrada de Los Alcázares para alzarlo en hombros en aquel diciembre de 1961. «Aún se agota el mismo número», cuenta Orlando benedicto, de la Administración de Loterías número uno.

Otro gran golpe de suerte que conserva su tirón es el que se vende en la administración de Lotería número uno de San Javier, que en 1981 repartió más de mil millones de pesetas con el tercer premio. «Todo se vendió ese año en las tiendas del pueblo por aquel 13269», recuerda el titular del despacho más céntrico de San Javier, José Miguel Martínez Tárraga. «Me piden de todo, números impares que sumen 19 y no lleven cero, y los mandamos a toda España», explica el titular. Aún recuerda el año que un desconocido hizo que se agotara el número que eligió con un péndulo, después de hacer a José Miguel que desparramara todos los décimos por el suelo. «Cuando la gente vio que el péndulo se paraba en un número empezaron todos a comprar, pero no tocó nada», recuerda el lotero. Otro caso más afortunado viene a confirmar la relación escatológica de la suerte para los supersticiosos. Según Martínez, «un año vino un hombre a cambiar unos décimos premiados que había encontrado en el campo después de que alguien los empleara en un apretón». «Eran válidos y se llevó 15.000 pesetas por ellos en 1970, que era como un sueldo», cuenta José Miguel.

Como en el resto de despachos de Lotería españoles, el número 13 ya era imposible de encontrar en agosto. «El 13 de octubre es además la fiesta local y se termina enseguida, aunque luego nunca toca», afirma Orlando, a quien piden sobre todo los números de las fechas de bodas y divorcios, nacimientos y muertes. Hay una sobre las demás que ha registrado récord de ventas, la del fallecimiento de Manolo Escobar, el 13 de octubre pasado, tal vez porque el cantante del famoso carro dio uno de sus últimos conciertos este verano en Los Alcázares. Junto con el de la Virgen de la Asunción, la terminación 815, que Orlando la vende íntegra a los costaleros de la patrona. En la administración número tres de Lo Pagán la devoción numérica la marca la Virgen del Carmen, cuya festividad barre todos los décimos terminados en 716 desde antes del verano, según cuenta la titular de la administración costera, María Herminia Ballesteros. «Llevo toda la vida en esto y siempre me piden más el 7 porque es el que más les gusta, el 13 que está agotado y el 69 que es un clásico».

En Torre Pacheco han dado una vuelta de tuerca en cuestión de supersticiones y en la administración de Lotería Virgen del Pasico se ha puesto de moda este año el 312 por ser la altura del Cabezo Gordo, según comenta la lotera, María Pilar Cercós. Desde Manolo Escobar a la montaña pachequera, lo único cierto es que todos están dentro del bombo.