No fallan ni una mañana ni una tarde. Esa sombra que proyecta uno de los edificios de primera línea de la playa Carrión (Mar Menor) vale millones, aunque este grupo de vecinas de Los Alcázares no se juegan ni un euro. Disfrutan de la brisa marina en este recodo fresco de la costa, pero solo apuestan piedrecitas para no evilecer el inocente juego de cada día. Uno de esos alicientes del verano y su tentación de dejar que la brisa se lleve las horas, si es al fresco, mejor.