Los aviones de la I Guerra Mundial aterrizan en Los Alcázares

Noticia con VIDEO sobre el Barón Rojo

La ‘aerolocura’ ya ha aterrizado en Los Alcázares. A pocos meses de que comiencen los actos conmemorativos del centenario de la creación de la primera base de hidroaviones y del primer vuelo (ambos hitos sucedieron en Los Alcázares), el Museo Aeronáutico y la Asociación Los Alcázares EcoCultural, comprometida en difundir la historia local, invitan a una exposición que recrea los cielos de hace cien años. En el aniversario de la I Guerra Mundial, llega a Los Alcázares una exposición de modelismo, con más de 50 maquetas sobre la aviación de hace un siglo. La Asociación Ilicitana de Aeromodelismo Estático participa en esta cita lúdica con la historia, que además incluye un taller de maquetismo.

La exposición se inaugura el miércoles, 1 de octubre, y se podrá visitar durante 10 días. El Taller de maquetismo se realiza los días 2 y 3 de octubre de 17,30 a 19,30 en el patio del Museo Aeronáutico Municipal. Hay que apuntarse a uno de los dos días. El taller tiene dos horas de duración, a un precio simbólico de 3 euros y los participantes se podrán llevar la maqueta del avión del Barón Rojo. Se trata de una actividad para mayores de 8 años y las plazas son muy limitadas por lo que se recomienda celeridad en la inscripción. Se pùede enviar un correo electrónico a cultura@losalcazares.es o llamar al 968 58 21 07.

Hablando del Barón Rojo

Sobre el piloto de combate más famoso de la historia se acaban de publicar  sus memorias de guerra, ‘El avión rojo de combate’, y una nueva biografía del alemán Manfred Von Richthofen (1892-1918). En ésta última, obra de Eduardo Caamaño, se desmitifica la figura del varón que logró derribar 80 aviones en la contienda. Se trata más bien del retrato de un joven arrogante, ambicioso y mucho más cruel y despiadado de lo que su fama dio a entender. El biógrafo relata cómo el aviador triunfante arrancaba con fruición todo tipo de fuselajes y elementos de los aviones derribados como souvenirs de sus victorias sanguinarias. Cuenta que Von Richthofen encargó a un joyero que le confeccionara una caopa de plata por cada enemigo abatido. Cuando lo derribaron era ya una leyenda, así que los soldados aliados arrancaron, igual que él lo hizo con sus víctimas, innumerables recuerdos de su avión y de su cuerpo, ya muerto, incluidas las botas.

Al parecer el Barón Rojo pintó su avión del color de la sangre para que quedara claro quién era el autor de los blancos aéreos. «No tenía piedad por mis enemigos», cuenta en sus memorias.