El asfalto de San Javier se ha teñido de luto, hoy martes, para una despedida demasiado temprana. La plaza de España de San Javier se ha llenado de familiares, amigos y, sobre todo, un impresionante número de motoristas que han acudido a dar el último adiós a Borja Gómez Rus, el joven piloto de 20 años fallecido trágicamente en el circuito de Magny-Cours, Francia. El féretro, envuelto en banderas y flores, fue recibido entre aplausos y el rugido de los motores, un tributo ensordecedor a la pasión que marcó su corta pero intensa vida.

Una trayectoria meteórica truncada
Nacido en San Javier el 10 de febrero de 2005, Borja Gómez era una de las grandes promesas del motociclismo español. Su carrera despegó en 2014, logrando el tercer puesto en el Campeonato de España de Minimotard 65, y subiendo al segundo en 2015. En 2019, alcanzó el tercer lugar en la Copa Kawasaki, pero su gran salto llegó en 2021, al proclamarse campeón de España de Supersport. Su talento no pasó desapercibido, y en 2022 debutó en el Mundial de Moto2 con el equipo FlexBox HP40, logrando sus primeros puntos en el Gran Premio de la Comunidad Valenciana. Ese mismo año fue subcampeón de Superbike 1000. En 2025, lideraba el Campeonato Europeo de Stock 1000, un logro que subrayaba su constante progresión y su ambición por regresar a la élite mundial.
La fatalidad en Magny-Cours
El trágico suceso ocurrió el pasado jueves 3 de julio durante una sesión de entrenamientos libres del Campeonato Europeo de Stock en el circuito de Nevers Magny-Cours. Borja Gómez sufrió una caída en una curva y, lamentablemente, fue arrollado por otra motocicleta que venía detrás. A pesar de la rápida intervención de los servicios médicos, las heridas resultaron fatales. La noticia conmocionó al mundo del motociclismo, que ha expresado unánimemente su pesar por la pérdida de un piloto no solo talentoso, sino también querido por su simpatía y sonrisa.
El legado de un espíritu indomable
La importancia de Borja Gómez en el motociclismo trascendía sus resultados. Era un ejemplo de perseverancia y pasión, un espejo para las nuevas generaciones de pilotos. Su dedicación, incluso colaborando como piloto de pruebas para el proyecto HRC de Superbike, lo consolidaba como un referente. Su adiós deja un vacío en el paddock y en el corazón de quienes lo conocieron, pero su legado de esfuerzo y la imagen de su sonrisa permanecerán. Como dijo el expiloto Sito Pons, su simpatía y su sonrisa «serán eternas».


