Muchas preguntas sobre el proceso de la independencia de Los Alcázares, encuentran su respuesta, 32 años después, a través de la memoria y la investigación que ha realizado el que fue secretario de la Comisión Gestora Pro-Ayuntamiento, Jesús Galindo. El ex secretario general del Instituto de Turismo de la Región de Murcia ha recogido en un libro, ‘Los Alcázares, historia de un municipio 1936/1993’ «la marcha de esa travesía tan bonita que hicimos un grupo de hombres y mujeres de Los Alcázares».
Aclara Galindo que «traté de ser lo más objetivo posible, basando el trabajo en cientos de documentos, algunos oficiales y otros que yo iba anotando sobre la marcha, además de muchos recortes de prensa de La Verdad, Línea y La Hoja del Lunes». «He querido evitar opiniones propias», avisa el alcazareño que vivió en primera fila y como activista el proceso de la segregación administrativa del joven municipio, dividido antes entre Torre Pacheco y San Javier.
El ex alcalde Manuel Menárguez, quien fue primer regidor de Los Alcázares al lograr la independencia, y presidió la Comisión Gestora desde su fundación hasta su disolución, firma el prólogo del libro. «Escribo de los caminos que no existen -dice Menárguez en el prólogo-, pero en los que al empezar a caminar encuentras, en ese puzle de la vida, el encuentro variante y discontinuo de las encrucijadas que se presentan…».
De las encricijadas de la historia alcazareña relata Galindo que «la primera experiencia municipal, en 1936, fue casuística, porque fue el mando aéreo el que instó a crear el Ayuntamiento». En su libro, cuenta cómo se disolvió en mayo de 1938 por las presiones del Ayuntamiento de San Javier, pero continuó funcionando hasta abril de 1939, ya son respaldo jurídico. No pasó mucho tiempo hasta que en 1941 se creó la Entidad Local Menor «pero no llegó a funcionar, sobre todo por la negativa de los ayuntamientos a ceder los impuestos», explicó Galindo en la presentación del libro.
Varios intentos de forjar una entidad administrativa propia jalonan la historia de Los Alcázares. La ‘cruzada’ segregacionista contó con padrinos en las altas esferas, como Tomás Garicano Goñi, ministro de Gobernación de Franco, a quien escribió el sacerdote jesuíta Francisco Verdú para implicarlo en el objetivo alcazareño.
No tardó en brotar la GIA (Grupo Independentista Alcazareño) en forma de pintadas en las calles. «Un total de 142 pintadas reclamaron la independencia», precisa Galindo. Algunas de las que idearon el grupo de jóvenes segregacionista plasmaron en las fachadas ‘San Javier con su teatro, Torre Pacheco con su melón, Los Alcázares quiere su propia administración’.
Los ánimos de independencia fueron en aumento hasta el punto que en 1978 se realizó el estudio económico -de 400 páginas- que sentó las bases del objetivo común. En octubre del mismo año, se creó la Comisión Gestora por la Asociación de Cabezas de Familia, que reclamaba el asfaltado de las calles, mejores servicios sanitarios y otras atenciones prioritarias. «Sin dogmas ni ideologías ni partidos todos firmaron por un ayuntamiento propio», recuerda Galindo. Para dar idea del apoyo que logró la causa, el autor apunta que «Los Alcázares tenía 2.500 habitantes y se recogieron 1.200 firmas de mayores de 18 años».
El autor recordó a Arsenio Sánchez Navarro, como «el verdadero artífice de que el expediente jurídico se hiciera de manera inmaculada, sin posibilidad de rechazo jurídico». «Dos años de trabajo ininterrumpido y no cobró nada», asegura Galindo. Reuniones, trabajo, idas y venidas, hasta que la noch del 28 de julio de 1983, los vecinos brindaron tras conocer que el Consejo de Estado dictaminaría de forma favorable al nuevo ayuntamiento.
«Queríamos el nombramiento de un alcalde que era el que necesitaba Los Alcázares, prescindiendo de ideologías. Hubo unanimidad y generosidad», afirmó el autor, quien hace un repaso en el libro a los primeros diez años de vida del municipio más joven de la Región. «Es un homenaje a los hombres y mujeres que lo lograron. Lo que fue entonces realidad, hoy es historia».