Era un alcazareño más, a pesar de que ese actor entrañable y versátil había venido al mundo hace 89 años en Barcelona. Para descansar y disfrutar del mar eligió Los Alcázares durante más de 50 años de su vida. Por eso, para los alcazareños también era uno más, porque no veían extraño ver a Saza pasear en bici por el paseo de la Concha o cenar en la terraza de La Tropical.
Saza sin embargo nunca fue uno más. Premio Goya a la Mejor Interpretación Masculina de Reparto por ‘Espérame en el cielo’, sabía cómo hacer reír y llorar , conocía los mecanismos de la sonrisa y de la ternura.
José Sazatornil Buendía, ‘Saza’, se fue apagando en los últimos años. Alguno de ellos pasó al borde del Mar Menor, pero ya apenas salía. Este verano lo llegó a venir a la costa murciana porque su familia ya temía por su frágil estado.A pocos días de celebrar su 90 compleaños, el 13 de agosto, se ha marchado para siempre dejando un recuerdo grato en el municipio que lo nombró Hijo Adoptivo.
En La Tropical lo sorprendieron en uno de sus últimos cumpleaños con una espectacular tarta que mostraba fotogramas de sus principales películas, porque hizo muchas. La comedia negra, ‘Vete de mí’, de Víctor García León, fue la última aparición en la gran pantalla de este señor de aspecto normal que sin embargo escondía a un veterano de la tragedia y el drama, de la comedia y la revista. Escribió obras de teatro y también cantaba. Saza tuvo su propia compañía de teatro y se convirtió en imprescindible sde la comedia española. Imposible olvidar a ese catalán pesetero de ‘La escopeta nacional’ que hace lo indecible por vender sus porteros automáticos en la España de los últimos esterores del franquismo, en aquel retrato magistral de Luis Berlanga.
En el teatro deleitó con ‘La venganza de don Mendo’ o aquel ‘Es mi hombre’, de Arniches. Cordial, locuaz y lleno de ternura, dicen los que lo conocían bien que era imposible discutir con él porque todo le parecía bien. Trabajador incansable, nunca se dió importancia y se calificaba a sí mismo como un hombre dedicado a su oficio. «Miro atrás y veo cosas muy muy bonitas», decía Saza, siempre positivo.
En la foto, Saza en uno de sus últimos cumpleaños en La Tropical de Los Alcázares, con la espectacular tarta con los fotogramas de sus películas más representativas.