Antonio Javier López-Alemán Sánchez
No es difícil para mí ponerme en la piel de aquellos que tras un largo periodo de inexistencia democrática de participación, vieron cómo su principal objetivo se hacía realidad. Los sentimientos de alegría,pasión, ilusión e incredulidad debieron estar a flor de piel en la inmensa mayoría de la sociedad de aquel año de 1977.
El camino estaba hecho, o al menos preparado, y juntos debían de darse los pasos adecuados para no romperlo. Los Constituyentes habían llevado a cabo una labor magnífica de negociación, estudio, cesión y por fin de consenso.Los cimientos de la democracia estaban puestos y los ciudadanos tenían gracias a ellos voz y voto.
En el presente damos por garantizado el procedimiento democrático del sufragio universal en todos sus aspectos: libre, personal, igual, directo y secreto; pero la realidad es que nada es absoluto ni es imperturbable. Algunas corrientes políticas, lejos de alabar la labor que en su día se llevó a cabo, la dan más bien por amortizada. Nada más lejos de la realidad. Hoy más que nunca debemos defender este Derecho con fuerza y firmeza. Simplemente debemos asomarnos a lo que está ocurriendo en países suramericanos como Venezuela y tomar nota de lo débil que una democracia puede llegar a ser.
Cataluña, sus actuales dirigentes, piden un derecho a decidir con urnas en la calle, y parece que la negación de este acto por parte del Estado fuera de los cauces establecidos en nuestra Carta Magna, va en contra de lo que mis palabras anteriores expresan. No es,en mi opinión, algo contradictorio. Un derecho de tal calibre solo se sustenta si su base es fuerte y está debidamente reglada. Para lograrlo es imprescindible la negociación, el estudio, la cesión y por fin el consenso; no es el camino adecuado el que se está tomando, que en ningún modo refleja las características que le son inherentes. Se está presionando a parte de la ciudadanía, a funcionarios y al Estado en sí, y no es que cierta presión no sea precisa cuando te propones un objetivo, pero siempre teniendo en cuenta las limitaciones que las reglas democráticas marcan.
España ha superado obstáculos increíbles como el terrorismo de ETA o los atentados yihadistas; y lo ha hecho precisamente por tener como referentes los caracteres anteriormente expuestos.
Hoy somos ejemplo de democracia y transparencia; tenemos en las Cámaras Baja y Alta, Asambleas autonómicas y demás organismos de decisión parlamentaria una pluralidad que refleja las distintas y variadas ideologías que la sociedad tiene. No es tema baladí todo lo conseguido.
Es este un logro a conservar y a proteger,siendo agradecidos con aquellos que lo lograron mejorando así nuestro presente pero sobre todo nuestro futuro, y que así, juntos, podamos seguir haciendo camino…