Nuria Espert: ‘Soy una trágica y eso ha condicionado mi vida’

«Sustituyendo a una actriz que se puso enferma, a los 17 años hice por primera vez ‘Medea’, y esa noche me convertí para siempre en una trágica». Con esas palabras narró Nuria Espert (Hospitalet de Llobregat, 1935) el género del teatro que ha marcado una larga vida de papeles femeninos lacerados por la vida, los celos, la represión, la maternidad, la soledad y el miedo con los millones de matices que la actriz ha sabido desplegar en los escenarios. 

 

«Vine por primera vez con la escandalosa Salomé, que donde iba levantaba pasiones de amores y odios, y ahora recibo la cabeza de Melpómene, la musa de la tragedia», dijo ayer, domingo, en el salón del Consistorio de San Javier al recoger el premio del 50 Festival de Teatro, Música y Danza de San Javier. La actriz catalana, que ha regresado al Festival con el montaje dirigido por Lluis Pasqual sobre una selección de poesías de Lorca, contó al público que «ser una trágica te condiciona muchas cosas, lo que haces, lo que no te puedes permitir…y todo eso quedó sentenciado aquella noche del estreno». «Y las mujeres de Lorca son algunas de las cosas que una trágica debe hacer», afirmó Espert, quien ha encarnado a lo largo de su vida la mayoría de los papeles femeninos del poeta granadino. 

«No es un premio cualquiera», dijo sobre el galardón del Festival, «sino el del 50 festival, que tiene un mérito extraordinario, porque darle continuidad exige entrega, una vocación y un sentir de vida o muerte». «Me llena de alegría el premio. Con toda mi alma», afirmó con la cabeza de la diosa entre las manos, obra del escultor cartagenero Juan José Quirós. 

Durante el acto de entrega, el alcalde, José Miguel Luengo, anunció que se instalará junto al Parque Almansa de San Javier, que a final de año se remodelará, una estatua de Melpómene en la que ya trabaja Quirós.