La crisis del Mar Menor ha contagioado también a las bases náuticas. El sector náutico del Mar Menor evalúa las pérdidas económicas que ha causado solo en esta temporada la crisis ambiental de la laguna.
Si las inundaciones de septiembre impactaron en plena temporada alta de turismo náutico -el noveno mes solía registrar ya mejor ocupación que julio-, el episodio de las toneladas de peces muertos ha dado la puntilla a un nicho empresarial formado por pymes y autónomos, que mantienen a flote las 25 bases náuticas integradas en la Estación Náutica Mar Menor-Cabo de Palos.
«El teléfono sonaba mucho para hacer reservas hasta que aparecieron los peces muertos», explica el gerente de Mangaocio, Carlos Calero. Los grupos escolares y de empresa suelen contratar en otoño los viajes con actividades como vela, paddle sup o kayak, que disfrutarán de marzo a junio.
Saben que la noticia condicionará la decisión de las familias sobre el próximo lugar de vacaciones, pero con respecto a los grupos ya tienen la certeza de la caída de reservas. «Es algo que se está produciendo ya, porque muchas bases náuticas han cerrado antes de tiempo -suelen cerrar el puente de noviembre, excepto algunas que no cierran- y otras no se han recuperado de la inactividad y la falta de clientes», afirma el presidente de la Estación Náutica, Luis Cabello. Piden que se les indemnice, igual que a los pescadores, sobre las cancelaciones de reservas y el lucro cesante. Lamentan los despidos de empleados que se han producido ya en las empresas turísticas, desde hoteles a escuelas de vela.
Los empresarios náuticos lamentan que la crisis del Mar Menor «se prolongue sin soluciones que devuelvan la confianza en la recuperación». «Nos preocupa cómo van a estar las playas en marzo, cómo estará la arena y el fondo del mar, y si la gente se podrá bañar», se pregunta la responsable de Maskite, Maribel Cano.
Reclaman «decisiones valientes, que queden al margen de la pugna política». «No hay valor para obligar a restituir las muchas hectáreas de secano puestas ilegalmente en regadío, ni para controlar el uso fraudulento del agua del subsuelo, ni para evitar que experimenten con productos agrícolas de dudoso contenido legal por parte de las grandes corporaciones agrícolas envenenando las aguas del nivel freático que luego irán al Mar Menor», denuncian en un comunicado. Critican que «se han ocupado ramblas y alterado cauces», al tiempo que «no se han dimensionado las redes de saneamiento y pluviales».
FOTO: A la derecha el presidente de EN, Luis Cabello, junto a Paco Delgado, Carlos Calero y Maribel Cano, y (a la izquierda) Dionisio García, director del consorcio EN.