La prohibición de la Comunidad no frena la quema de plásticos y residuos agrícolas

La quema de plásticos y residuos agrícolas siguen siendo una práctica en el campo de Cartagena y Mar Menor, a pesar de que la Comunidad Autónoma las prohibió con la resolución de febrero de 2019. Hoy mismo, esta fogata ha sido provocada a pocos metros del Mar Menor por un trabajador que se encontraba alimentado el fuego con restos de podas y materiales de invernadero. 

 

El Seprona de la Guardia Civil persigue esta práctica, que sigue siendo habitual en la zona agrícola del campo de Cartagena y Mar Menor, pero aún así se siguen viendo columnas de humo en los alrededores de la laguna, provocadas por agricultores que se evitan así tener que transportar sus restos vegetales y plásticos a un vertedero autorizado. 

La Comunidad prohibió el pasado febrero la quema de restos agrícolas y forestales, con la única excepción de los tratamientos contra las plagas y solo en caso excepcional, mediante procedimientos que no pongan en peligro la salud humana y que no dañen el medio ambiente. Las consecuencias de provocar una hoguera para deshacerse de los restos vegetales puede conllevar la suspensión de la actividad y una sanción económica. 

Imagen captada hoy, jueves, 21 de noviembre, en la explotación agrícola que se extiende frente al aeropuerto de San Javier y a pocos metros del Mar Menor. La columna de humo se podía ver desde varios kilómetros. Un trabajador se encontraba acumulando residuos. 

En la Región se generan al año 650.000 toneladas de residuos leñosos procedentes de las podas, y unas 100.000 toneladas de restos herbáceos, aparte de los desechos plásticos de las cubertas de invernadero, que los agricultures deben eliminar a través de las empresas de reciclado autorizadas. Según Ecologistas en Acción, una parte importante de estos residuos son quemados a cielo abierto, generando problemas de contaminación atmosférica  en las zonas pobladas cercanas. 

«Es una práctica muy arraigada en el campo», señala el portavoz de Ecologistas en Acción, José Antonio Herrera, quien advierte sin embargo de que «lo que antes no era un problema, ahora sí lo es en muchas comarcas que cuentan con una imnportante actividad agrícola». Se han dado casos de desalojo de colegios por los efectos que la quema agrícola ha ocasionado en los escolares, como ocurrió en Isla Plana (Cartagena), donde los menores  comenzaron a sufrir picor en los ojos y en la garganta. 

Según Herrera, «el humo que generan las quemas de restos vegetales es un contaminante formado por gases, hollín y partículas en suspensión que tienen efectos negativos sobre el sistema respiratorio y cardiovascular». Al quemar restos vegetales, se emiten a la atmósfera compuestos cancerígenos como los hidrocarburos, aromáticos policíclicos o dioxinas, estas últimas debido a la presencia de plaguicidas clorados absorbidos en la superficie de hojas y tallos, explica el experto. La quema de plásticos genera aún más problemas al medio ambiente, sobre todo si se produce a pocos metros del Mar Menor. 

La columna de humo, con sustancias tóxicas en suspensión, llega impulsada por el aire a la laguna y a la localidad cercana de Santiago de la Ribera.