Stop Inundaciones denunciará ante el juez los vertidos «para que dejen de tomarnos el pelo»

Cultivos encharcados en el Campo de Cartagena por el nivel freático

«Cada día llegan unos mil metros cúbicos de aguas con nitratos solo por la rambla del Albujón procedente de la que emana del acuífero y de vertidos de las depuradoras de Torre Pacheco y Los Alcázares», asegura el portavoz de la asociación Stop Inundaciones, Santiago Pérez Blaya. Ya preparan una denuncia judicial «para que dejen de tomarnos el pelo» porque, advierte, «esto es la muerte lenta del Mar Menor». 

La asociación de afectados por las riadas en Los Alcázares ha denunciado hoy nuevos vertidos de la depuradora de Torre Pacheco, que ya no da abasto a filtrar el caudal salino y nitrificado que le llega a través del alcantarillado, después de ser bombeado de los sótanos de las barriadas más castigadas por las inundaciones, donde el nivel freático es ya menor de un metro. 

El circuito letal que va ‘matando’ lentamente a la albufera tiene una de sus principales causas en los regadíos masivos del campo de Cartagena y más allá, ya que Pérez Blaya denuncia que hay abundantes cultivos ilegales en Garrucha, La Murta, Fuente Álamo, Corvera, Avileses y otras zonas de interior. La ocupación de la cuenca por regadíos masivos y las abundantes lluvias han hinchado el acuífero subterráneo, que no presiona filtraciones subterráneas constantes hacia el Mar Menor y hacia la superficie. El problema es que ese caudal está cargado de nitratos procedentes de las fertilizaciones agrícolas

El nivel freático llega a menos de un metro de la superficie en algunas zonas, como el barrio de San Antonio de Torre Pacheco. En edificios como el centro de formación musical de la Banda Virgen del Pasico tienen que bombear constantemente el sótano para evacuar el caudal que brota de forma constante. En locales como la farmacia de María Dolores Marín, han tenido que hacer un agujero en el sótano y extraer agua con una bomba. 

Los vecinos extraen el caudal y lo vierten al alcantarillado, por donde llega a la depuradora, aunque cuando esta se colapsa y no da abasto a filtrar tanto volumen, desborda el rebosadero y vuelca los excedentes a la rambla para bajar después hacia Los Alcázares. «No son aguas negras, pero llegan cargadas de sedimentos de las calles», explica el alcalde de Torre Pacheco, Antonio León. De nuevo el Mar Menor se conviderte en el desagüe del campo de Cartagena. 

El Ayuntamiento ha invertido 226.611 euros en la compra del solar de 25.462 metros cuadrados para cederlo a la Comunidad Autónoma, que ya ha adjudicado las obras del tanque de tormentas que evitará el vertido a la rambla del Albujón.  

Sin embargo todo el proceso se ha retrasado porque los terrenos eran privados y, aunque dos de ellos no han puesto problemas a la venta, la negativa del tercero ha obligado a iniciar un proceso de expropiación. «Por dos días no se ha podido iniciar ya la obra, pues es el tiempo que faltaba para que terminara la exposición pública de la expropiación cuando se decretó el Estado de Alarma que ha paralizado todo», indica el alcalde.

En cuanto legalmente pueda reiniciarse el trámite, el Ayuntamiento tendrá que exponer de nuevo el expediente y responder a las alegaciones. León calcula que este verano podrán comenzar las obras para que la Dirección General de Aguas construya ese embalse destinado a almacenar el caudal que la depuradora no pueda absorber de golpe. A medida que sea tratada, el agua depurada se almacenará en el pantano cercano de la Comunidad de Regantes, al tiempo que evitará que baje hacia la costa.

El Tanque de Tormentas de Torre Pacheco, ya que podrá recoger hasta 66 millones de litros, multiplicando casi por 8 la capacidad diaria de tratamiento actual de la depuradora.

«El objetivo es almacenar recursos, proteger los cascos urbanos y contribuir al vertido ‘cero’ al Mar Menor», indica el alcalde, partidario de reabrir la antigua red de canales del Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA) para dirigir el agua. De momento, el alcalde va a dictar un bando para pedir a los vecinos que no viertan los caudales del nivel freático al alcantarillado, sino que los dispersen por la calle. «Termina evaporándose y evitamos que llegue al Mar Menor», indica. 

Un problema añadido es el alto nivel de sal del caudal del acuífero, por lo que la depuradora podrá filtrarlo pero no desalarlo. «Es necesario drenar todo el Campo de Cartagena y ahora necesitaríamos esas desaladoras que se demonizaron», indica el alcalde, quien cree que «hay soluciones técnicas para separar la sal y aprovecharla, como la solidificación de la salmuera para controlar la nieve y el hielo, que investigan en el centro experimental de La Palma». 

Un técnico mide el caudal y las variables de los aportes al Mar Menor por la rambla del Albujón. 

Ni los afectados de Los Alcázares ni los vecinos de Torre Pacheco pueden esperar mucho más tiempo. El nivel freático podría empezar a dañar los edificios. El alcalde recuerda que en 1992 «ocurrió todo lo contrario. Bajó tanto el nivel freático por la sequía que las construcciones bajaban de nivel y se agrietaban por el desplazamiento. Hubo ayudas para arreglarlas». Si el problema contrario se prolonga, los afectados comenzarán a reclamar ayudas, pero esta vez para reparar los daños que cause la situación contraria. «Los cimientos de los edificios están hechos de hormigón con armadura de acero, y la sal lo corroe causando un problema estructural y agrietando el hormigón hasta provocar filtraciones», explica el regidor y profesor en excedencia de Arquitectura en la Universidad Politécnica de Cartagena. 

Los vecinos se desesperan ante la lentitud de los proyectos, mientras la Comunidad Autónoma y el Ministerio de Transición Ecológica se han enzarzado en un fuego cruzado de reproches. Ni la reconversión de los regadíos ilegales, que la Comunidad debe hacer cumplir tras los expedientes abiertos por la CHS, ni la aprobación de los proyectos que canalicen las aguas y eviten vertidos e inundaciones paracen ir al ritmo esperado, por lo que los colectivos de damnificados de las riadas temen que el otoño se eche encima sin soluciones.