El Mar Menor ‘llora’ algas muertas. ¿Es el agua apta para el baño?

Un operario recoge con rastrillo las algas en descomposición en la playa del Pescador

¿Qué le está pasando al Mar Menor? La visión de esas grandes extensiones de algas en descomposición, mezcladas con una espuma blanquecina, que generan un olor a cieno insoportable, precisamente en las orillas que antes eran cristalinas, genera tristeza e interrogantes. 

 

1. ¿Es apta para el baño el agua en este estado?

Hay diferencia de opiniones. Para el catedrático de Ecología, Ángel Pérez Ruzafa, el desagrado «es solo estético», ya que es similar a bañarse en las charcas de lodo de Lo Pagán. 

El biólogo del Instituto Español de Oceanografía (IEO) Juan Manuel Ruiz, experto en flora marina, señala que «hay que exigir que se hagan análisis para determinar si el agua esd apta para el baño y dejar de vivir en la ambigüedad». «No son algas tóxicas», aclara, pero también advierte de que «otra cosas son los bichitos que puede haber ahí». 

El químico Ramón Pagán, del grupo coordinador del Pacto por el Mar Menor, recomienda no bañarse donde haya masificación de estas algas, ya que «al descomponerse generan gas sufhídrico, que no produce daño al aspirarse porque habría que hacerlo en grandes cantidades, pero sí puede ser peligroso si te bañas y tienes una herida, pues es un bloqueador del hierro de la hemoglobina de la sangre». «Si no tienes una herida, no vas a enfermar, pero hay un riesgo», afirma Pagán, quien desaconseja el baño en las playas afectadas. 

2. ¿Qué son y por qué proliferan ahora en grandes extensiones y en zonas donde antes no aparecían?

«Todo forma parte del mismo problema: la cantidad de nutrientes que hay en el agua», asegura el científico del IEO. «Sin ese factor no se explica el crecimiento desmesurado del fitoplancton y de las algas», afirma Ruiz. 

Esas capas verdosas y marrones, rodeadas de una espuma blanca, son «algas vivas, que crecen muy rápidamente, se descomponen y mueren. Se suelen encontrar en aguas continentales, de ríos y lagos, pero también en zonas portuarias de remanso, y son indicadoras de contaminación». 

Hay de varios tipos. La Cladophora, con filamentos ramificados, o la Enteromorpha, con hojas tubulares. «La actividad fotosintética que tienen es muy alta, acumulan burbujas y, cuando tienen una gran cantidad de aire, flotan. La capa que está más en contacto con el sol se pone marrón, termina pudriéndose y va al fondo, donde termina de descomponerse y contribuye a aumentar el fango», explica el experto.  

«Son auténticas oportunistas. Llegan ahora que la salinidad está muy baja y que ha habido una entrada enorme de agua cargada de nutrientes, que favorece la proliferación de especies que no se habían visto antes», señala Ruiz, quien recuerda que «antes era típico que en verano creciera esa ova en algunas zonas con el aumento de la temperatura, pero desaparecía después del verano, mientras que este año apareció en gran cantidad en Villananitos y ahora en La Ribera». En Los urrutias, Los Nietos y Estrella de Mar es ya un problema crónico. 

Para el químico Ramón Pagán, «ahora se ha creado la situación perfecta para que exploten por la contaminación de nitratos del Mar Menor y por la entrada de nutrientes del campo de Cartagena». 

Pérez Ruzafa señala además el aumento de la temperatura como factor impulsor de esta masificación de algas en superficie. 

Las masas de algas en la playa de Santiago de la Ribera. 

3. ¿Retirándolas se acaba con el problema?

No. Los expertos recomiendan retirarlas con rastrillo, pero no soluciona el problema. «Necesitarían un ejército para retirarlas todas, porque son algas filamentosas muy finas. Una pequeña fracción de un filamento, en un medio de cultivo adecuiado, con luz y temperatura, se reproduce a gran velocidad. A los seis días de retirarlas, reaparece otra masa. Es como garvillas agua con un cedazo», expone el químico Ramón Pagán. 

Aún así, el biólogo Juan Manuel Ruiz recomienda retirarlas «porque si no, se pudren, van al fondo y terminan enfangando la arena». Además, «las algas no engañan. Si están en gran cantidad es porque hay exceso de nutrientes. Si no las retiras, cuando se descomponen van al fondo y esos nutrientes que ha filtrado, se quedan en el Mar Menor». 

Pérez Ruzafa recuerda que «hay que retirarlas con rastrillo, no con excavadora, que contribuye a generar más fango». 

Retirada de algas en la playa del Pescador, ayer lunes. 

4. ¿Por qué se produce esta explosión de algas? ¿Qué se debería hacer?

Según el catedrático Pérez Ruzafa, «el aumento de la temperatura después de esta entrada masiva de agua cargada de nutrientes, y con tan baja salinidad, ha hecho que el Mar Menor pierda su escudo de protección». Las intensas lluvias de la pasada temporada y un acuífero cargado, inyectan a diario el caudal que más daño le hace al ecosistema. «Habrá que esperar a que se tomen medidas drásticas», indica Ruzafa. Cree que «lo que necesita el Mar Menor son infraestructuras de gestión del agua». «Aunque quitáramos la agricultura, ya tenemos el nivel freático muy alto», afirma. Sus perspectivas sobre la evolución de la albufera no son optimistas. «El Mar Menor está en el filo de la navaja porque no hay voluntad de buscar soluciones», dice que portavoz del Comité Científico del Mar Menor. Cree que hay «insensibilidad para resiolver el problema». Para empezar, señala como primera medida prioritaria «bajar el nivel freático 1,5 metros para que no entre por las playas ni corra por las ramblas el caudal con nutrientes». 

Para el biólogo Juan Manuel Ruiz (IEO), es necesario «parare los nutrientes en origen, regular la agricultura y toda actividad que suponga aportes al acuífero». Coincide el químico Ramón Pagán, quien asegura que «no tiene que desaparecer el sector primario, pero tiene que empezar a hacer otro tipo de agricultura que no sea tan lesiva». Denuncia que el Gobierno regional haya «dado pasos de gigante hacia atrás con el decreto de Protección Integral del Mar Menor». 

«La Ley de Medidas Urgentes del Mar Menor incluía en su artículo 8 que toda finca de secano que se hubiese convertido en regadío sin licencia, debía ser repuesta a su situación inicial, o la Comunidad Autónoma debía hacerlo, ya que así se encuentran más de 9.500 hectáreas. Pues en la nueva ley, ya no aparece este mandato por ningún sitio», denuncia el científico. Desde el Pacto por el Mar Menor, Pagán también recuerda la necesidad de ampliar a 2.000 metros la franja de protección, en lugar de los 500 matros fijados por el Gobierno regional. «Esos 500 metros no tienen ningún efecto beneficioso sobre el ecosistema, ya que casi toda la superficie es zona urbana, pero si se amplía, sería muy beneficiosa la reforestación que se podría hacer para filtrar y retener las aguas que, como sucedía en el pasado, no llegaban como ahora a la laguna».