Unos 1.800 mayores vulnerables de la zona del Mar Menor reciben ‘llamadas solidarias’ de AFAL

Una voluntaria de AFAL conversa con un anciano de la zona del Mar Menor

Soledad. Es el eje que clavan los problemas económicos, la incomunicación familiar, la falta de movilidad o la brecha digital en la vida de los mayores, según explica el gerente de la Asociaciñón de Familiares y Amigos de Enfermos de Alzheimer y otras patologías de Cartagena y Comarca (AFAL), Raúl Nieto. Cada día hacen su ‘llamada solidaria’ a unos 1.800 mayores de la zona del Mar Menor. 

El confinamiento domiciliario y las dificultades para relacionarse han afectado emocionalmente a todos, pero en especial a los mayores, que se encuentran más aislados si cabe. AFAL comenzó a hacer sus ‘llamadas solidarias’ desde el principio de la pandemia para aminorar la soledad de casi dos mil ancianos de los municipios de San Pedro del Pinatar, San Javier, Los Alcázares y Torre Pacheco

«Todos necesitamos ser escuchados», recuerda Nieto. A los voluntarios de AFAL les sorprende la cantidad de gente con déficit de comunicación. A Victoria, una de las voluntarias, le impactó la experiencia de un hombre mayor que vivía solo y le contó que ella era la primera persona con la que hablaba en 15 días

Otras situaciones tan duras como la pérdida de familiares y amigos, sin poder despedirse de ellos, o la incertidumbre económica, son preocupaciones que hunden aún más en la soledad a los ancianos de la zona costera. 

“Eres un ángel”, “perdón por tu tiempo” o “nadie se preocupa por los viejos” son los comentarios más que frecuentes que recibe el equipo de Nieto.

El servicio de llamada solidaria, además de proporcionar acompañamiento, también trata de cubrir las necesidades de los más mayores que se encuentran solos. Cuando un voluntario detecta alguna carencia, ya sea emocional o física, derivan a la persona al servicio que corresponda: asistentes sociales, psicólogos o voluntarios.

De los casi dos mil mayores de la zona costera, la asociación contacta más a menudo con los 400 en situación más vulnerable. «Les llamamos cada semana y les enviamos cada día por ‘wasap’ ejercicios congnitivos y físicos», señala Nieto. 

Victoria relata otro caso, el de una mujer angustiada por la salud de su marido. Con miedo de acompañarlo al hospital y hablar con los médicos, aunque no se enteraba muy bien del diagnóstico Tras horas hablando, Victoria descubrió que la mujer tampoco sabía leer ni escribir. Inmediatamente se gestionó el apoyo que necesitaba, por lo que la mujer se mostró muy agradecida.

Agradecimiento es lo que manifiestan los mayores. Como voluntaria, Victoria asegura que ha recibido más de lo que ha dado. Para ella es una gran satisfacción ayudar a los demás y recibir a cambio gestos de cariño. La gente se muestra muy agradecida con ella, tanto que le envían fotos de sus nietos y le aseguran que les encantaría conocerla. 

La voluntaria anima a las personas a escucharse y conocerse. Desde AFAL Cartagena y Comarca, Raúl Nieto afirma que “el servicio humaniza a la sociedad y crear redes entre vecinos es un bien más que nunca se debió perder”. «En alguna ocasión nos han dicho algunos mayores que estaban buscando pareja y los hemos puesto en contacto», cuenta el gerente de AFAL.