Como si el mar se hubiera quedado calvo con el temporal de las últimas semanas, a las playas de La Manga han llegado toneladas y toneladas de posidonia oceánica. «No son un residuo», afirma el concejal de Playas y Medio Ambiente de San Javier, Antonio Martínez, «pero cada año cuesta retirarlas más de 300.000 euros, y este año la cofra aumentará porque ha llegado mucha más cantidad».
Forman parte de la naturaleza marina, pero su presencia no gusta a los bañistas, que se quejan en cuanto las altas temperaturas empiezan a corromper las algas húmedas y generan malos olores y la presencia de insectos. «Tratamos de encontrar un equilibrio, pero es complicado porque no las podemos dejar ya que los turistas se quejan, pero por otro lado hay que transportarlas secas para evitar vertidos», explica el edil.
Eliminar las algas que arriban a las playas de La Manga con los temporales cuesta al Ayuntamiento de San Javier más de 300.000 euros al año. «Este año se va a aumentar porque hay mucha más cantidad. En la playa del Pudrimel ha habido hasta tres alturas de algas amontonadas», afirma Martínez.
Este año el temporal previo a la Semana Santa dejó poco margen de maniobra, por lo que se aceleraron los trabajos de transporte, pero también se han ido abriendo pasillos para las zonas residenciales. Algunas playas quedaron intransitables, precisamente donde más azotó el viento.
¿Qué hacer con la posidonia, la planta más valorada del mar? «No está regulado su uso, por eso no se puede valorizar», afirma el edil. Cuando se retiran de las playas, se envían al vertedero. Pero el Ayuntamiento ve en su retirada un trabajo interminable, que se produce año tras año, por eso ha organizado talleres en las playas con el fin de concienciar a los visitantes de que la posidonia forma parte de la biodiversidad.
La playa Ensenada del Esparto acogió el pasado domingo un taller sobre la planta marina conocida como Posidonia oceánica, enmarcado en la campaña que desarrollan las concejalías de Turismo y Medio Ambiente del Ayuntamiento de San Javier para dar a conocer los beneficios que aporta para el ecosistema del litoral.
Los asistentes pudieron descubrir la biodiversidad que albergan las praderas de Posidonia oceánica con especies a los que proporcionan el refugio y la comida necesarios para poder vivir. Con la ayuda de una lupa pudieron descubrir los habitantes más pequeños que viven encima de las hojas de la Posidonia como las colonias de briozoos o algas diminutas.
La exposición que acompaña el taller también se pueden ver erizos de mar, algas, medusas y moluscos con sus puestas de huevos como los de tiburón y raya, los más llamativos para el público.
Los más pequeños pudieron realizar un panel recreando el fondo del mar coloreando y colocando todos los animales que allí viven gracias a la Posidonia oceánica. Asimismo se resolvieron multitud de preguntas relacionadas con esta planta que fueron desde su biología hasta sus usos tradicionales y nuevos y prometedores como en bioconstrucción.