La franja costera de El Atalayón (Santiago de la Ribera), donde se produjo la última mortandad de peces el pasado 18 de mayo, y la zona norte de Villas Caravaning (Cartagena) son actualmente los dos puntos críticos del Mar Menor. Los bajos niveles de oxígeno detectados en los análisis convierten estas dos áreas en las de mayor riesgo de generar otra ola de muerte en la fauna marina.
El seguimiento que realiza la Comunidad Autónoma en la laguna, sobre todo con el aumento de temperatura que dispara las probabilidades de crisis ambiental, demuestra en El Atalayón «valores rayando casi la anoxia durante la noche, aunque durante el día remontan llegando a valores casi normales», según expone el portavoz del Comité Científico del Mar Menor, Emilio María Dolores.
En el litoral al norte del camping cartagenero se da una situación similar. La causa está en «el consumo de oxígeno durante la noche por parte del sedimento, que es rico en materia orgánica y con una carga bacteriana anaeróbica muy elevada, que se recupera a lo largo del día por la actividad fotosintética», expuso el técnico. En estas dos zonas se aplicará el tratamiento de difusión de oxígeno puro que la Comunidad está ensayando en la playa cartagenera de La Isleta si los resultados muestran una evolución positiva del agua.
Sobre las mediciones de variables en la laguna, el portavoz informó de un nivel medio de oxígeno de 6,40 miligramos por litro, que se aproxima a una media óptima. Preocupa especialmente la reacción del ecosistema ante el aumento de las temperaturas, ya que registra en estas fechas 24,48 grados de media. El nivel de turbidez es alto, de 1,85 unidades FTU, y la clorofila está en 1,05 microgramos por litro, aunque se detectan áreas con 2,5 o 3 microgramos por litro.
El portavoz confirmó la bajada de la salinidad en el Mar Menor, que se sitúa en 39,73 PSU (unidades prácticas de salinidad), cuando la media ha estado en 43 o 44 unidades tras la apertura del canal del Estacio. Este cambio equipara las condiciones de la laguna a las del Mediterráneo y favorece la entrada de especies que antes no podían sobrevivir en un medio hipersalino, lo que convertía esta singularidad en un escudo natural. Los efectos ya se dejan ver.
«Un pescador de Los Nietos encontró una tortuga del Mediterráneo en su charamita, la red que usan para el langostino», explicó María Dolores.
«Siempre hubo descensos de la salinidad con las lluvias, pero ahora no remonta debido a la entrada de caudal por la rambla del Albujón y por el alto nivel freático«, afirma. «Será una situación nueva, la presencia de otros seres en este espacio y no soy capaz de decir cómo afectará al Mar Menor», indicó el portavoz.
El consejero de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca, Medio Ambiente y Emergencias, Antonio Luengo, destacó que el Gobierno regional ha invertido en los últimos años cerca de 30 millones de euros para mejorar los tratamientos de depuración y reutilización de aguas residuales en la costa de la laguna. Luengo enumeró que la Comunidad ha realizado 71 actuaciones para optimizar las depuradoras del Mar Menor, con una inversión de 13,6 millones, y ha destinado 14,2 millones en tanques ambientales.
El alcalde de San Javier, José Miguel Luengo, compartió en el Foro del Mar Menor actuaciones en marcha para la protección del Mar Menor, como la demolición del hotel Lagomar, en La Manga, una estructura abandonada hace cuatro décadas, cuyo proyecto de derribo está pendiente del informe de Costas y de la Comunidad Autónoma. El Ayuntamiento de San Javier espera también que Costas se pronuncie sobre la reconstrucción de los cuatro balnearios destruidos en la DANA de 2019. Destacó las obras de encamisado de redes de saneamiento en La Ribera, que ejecuta la Comunidad y la compra, por parte del Ayuntamiento, de la rambla de Macodesa para favorecer el drenaje del terreno cuando se canalicen las aguas de escorrentía hacia el futuro parque inundable del Peri de Telefónica.