El langostino del Mar Menor modera su precio a pesar de la escasez en la primera semana de campaña

El rey del Mar Menor siempre sorprende. Este año, el langostino llegaba precedido por una nube de incertidumbre, ya que los pescadores temían una depreciación general por el cierre de la hostelería, ya que este marisco se vende sobre todo a bares y restaurantes pues se trata de un bocado de barra y aperitivo. Sin embargo llegó el pasado fin de semana con precios por encima de los 50 euros en subasta, aunque ya ha moderado su cotización. 

 

Entre la cadena de efectos que ha tenido el confinamiento generado por la epidemia, estuvo la desconfianza de los pescadores con su especie más esperada y la que les compensa de todos los males del invierno. El fin de la veda que todos esperan cada año para calar las charamitas, llegó esta vez más que desinflada. Solo cuatro barcos colocaron sus redes en la costa de La Manga para capturar langostinos, aunque más de 24 tenían autorización del Servicio de Pesca. Ni de cerca la situación recordaba a los 40 barcos que se volcaron el año pasado con el apreciado crustáceo

igual ha ocurrido en las flotas pesqueras de Cartagena, Mazarrón y Águilas, donde apenas tres o cuatro barcos persiguen a la cotizada gamba roja, ya que con la hostelería cerrada a cal y canto los pescadores prefieren centrarse en las especies con más salida en el menú de las familias. 

Algunos pescadores, como Juan Tárraga, han preferido esperar para probar suerte con el langostino del Mar Menor. «Esperamos a ver el precio y también la cantidad, que no ha sido mucha», señala el veterano pescador. De hecho, el primer día de subasta, el pasado sábado 2 de mayo apenas llegaron 6 kilos a la subasta de Lo Pagán, donde alcanzó los 53 euros por kilo. 

A la luna radiante que alumbra estos días de principios de mayo atribuyen los pescadores que el langostino se esconda más de la cuenta. «Es de oscuro», comenta José Joaquín López, quien espera que para mediados de mes, cuando la luna decrezca, el langostino asome sus bigotes. Los pescadores tienen confianza porque en la anterior campaña apenas se sacaron por la veda que se impusieron tras la anoxia del Mar Menor. 

La pesadilla que va en aumento tiene potentes pinzas y un intenso color. El cangrejo azul se ha convertido en el dolor de cabeza de los pescadores, pues les destroza las redes y se come los langostinos con una voracidad inusitada. Esta especie invasora, procedente del Atlántico americano, va a más en la laguna, por lo que se ha convertido en la mayor preocupación para el equilibrio pesquero del ecosistema. 

De momento, el langostino ya en los dos últimos días, ayer martes y hoy miércoles, se ha dejado ver en mas cantidad. Con 28 kilos ayer y 21,60 kilos hoy, los precios se han moderado entre los 32 y 34 euros por kilo, lo que se traducirá en las pescaderías en unos 50 euros. 

De momento, es la generosa campaña de doradas lo que está salvando la economía de los pescadores tras los duros meses de invierno y las numerosas tormentas de la temporada.