La gota fría se traga las playas del Mar Menor

La costa del Mar Menor ha dado marcha atrás varias décadas, cuando el paisaje solo contenía agua y balnearios. Las riadas han arrastrado toneladas de barro y otros elementos en suspensión hasta la orilla, donde se han llevado por delante la arena de kilómetros y kilómetros de playas artificiales. Con los nuevos aportes, la laguna presentaba ayer su cara más triste. Completamente marrón. 

 

Como una balsa de café con leche, el Mar Menor ha recibido la pasada madrugada otro atracón de su peor veneno: toneladas de lodo de las calles y los campos, con el arrastre de sustancias contaminantes, sumados a un volumen incalculable de arenas que le harán perder profundidad y vida. 

Con solo algunos tanques de tormentas en funcionamiento, ni siquiera se han podido evitar los aportes de las primeras aguas, que suelen ser las más contaminantes porque contienen los restos de sustancias que suelen ensuciar las calles, desde aceites de los coches a residuos urbanos. 

Aún falta valorar la cuantía de los daños producidos por las inundaciones, pero el panorama no se presenta alentador, ya que el Comité Científico del Mar Menor prohibió taxativamente nuevas regeneraciones de playas. En su lugar aconseja la construcción de balnearios para recuperar la forma original de la laguna. 

La playa de La Ribera, donde se ha perdido una gran cantidad de arena.