Sol, calderos y reguetón por los 32 años de independencia

Miles de personas han llenado esta mañana la playa de Los Alcázares para clavar los trípodes en la arena y elaborar el plato por excelencia del Mar Menor, ese sabroso caldero de arroz con pescado que fue alimento de los pescadores durante décadas. El sol y las altas temperaturas han hecho posible hoy una jornada veraniega en pleno octubre, por lo que las familias han aprovechado para darse un baño, tomar el sol de nuevo y compartir arroces, barbacoas y bebidas con los amigos.

Abarrotado hasta la bandera, Los Alcázares ha vivido hoy una jornada festiva en todo su esplendor. Si era difícil aparcar, más aún lo ha sido encontrar hueco en una barra o -ya misión imposible- una mesa en una terraza para tomar un aperitivo o comer. Entre las peñas festeras y los vecinos que se han animado a disfrutar del día playero, y los visitantes que han llegado de municipios de interior a asomarse al Mar Menor en una mañana brillante de fiesta, el municipio costero era hoy un hormiguero de visitantes.

A lo largo de los cinco kilómetros de playa, decenas de peñas han instalado sus toldos y mesas para pasar la jornada en familia. No se han visto tantos calderos como otros años, ya que se trata de una receta marinera que requiere de cierta experiencia para darle el punto al arroz con las ñoras y el caldo de diferentes pescados de la laguna. La mayoría de los grupos han optado por encender las barbacoas para compartir embutidos a la brasa en la orilla del Mar Menor. Las más animadas han organizado juegos para niños y mayores, como el tiro de cuerda, aunque a medida que avanzaba la jornada se iban organizando bailes improvisados al ritmo del reguetón que atronaba desde los potentes equipos de música que han instalado en la playa algunas peñas.

Chiringuitos y terrazas han hecho su particular agosto en pleno octubre. En los restaurantes, desde el balneario San Antonio al hotel La Encarnación o bares tradicionales como La Ponderosa y La Tropical, era imposible encontrar una mesa. El paseo de la Feria también ofrecía una postal más propia de agosto, con las terrazas repletas y el mostrador de patatas fritas de Bernardo a pleno rendimiento. Ya es tradición que este veterano especialista en churros y patatas fritas de por finalizada su temporada en el paseo de la Feria el día del Caldero, cuando echa el cierre a su local e inicia sus vacaciones, que incluyen tabaco y viaje hasta Semana Santa, cuando Bernardo abandona el vicio de la nicotina y reabre su negocio.

En días como el de hoy, muchos vecinos recuerdan otros ‘doces de octubre’ pasados, cuando la peña El Gato alegraba con su colorido y alegría la playa del hotel La Encarnación. Se echa de menos también a una de las peñas pioneras del caldero, ‘La Pantasana’ que cumplía con la tradición de la leña y el trípode junto a las pescaderías. No han faltado a la cita los fieles asturianos, que han cocinado migas bajo una palmera y han llevado sus tortas de merengue. Siempre bien organizados se instalan los británicos en la playa Carrión, con música, neveras y parrillas para pasar un día a pleno sol.