Fallece Manuel Menárguez, primer alcalde de Los Alcázares: Floreal, con o sin paracaídas

Manuel Menárguez Albaladejo

Alexia Salas. Floreal ha muerto. Su padre, republicano y anarcosindicalista, no sabía que al ponerle este nombre cuando nació el 12 de abril de 1936, le reconocía su capacidad de rebrotar una y otra vez. En sus 86 años le dio tiempo a vivir experiencias importantes, también tropiezos de los que se levantó repetidamente. Tampoco abandonó nunca su beligerante espíritu: en los últimos años acudió a los tribunales argentinos para pedir justicia por el fusilamiento de su padre en 1939. El Ayuntamiento ha decretado tres días de luto. 

 

Era Manuel Menárguez Albaladejo batallador, sarcástico, audaz, respondón. Su hermano Antonio, quien recibió el nombre de Germinal al nacer por ser el mayor -luego nacería Floreal y después Violeta-, más prudente y tranquilo, vivió siempre echándole el lazo a Manolo, que nunca dudó a la hora de pasar a la acción. Desde tirarse en paracaídas hasta encabezar la reivindicación vecinal para que Los Alcázares tuviera un ayuntamiento propio. Así llegó a ser el primer alcalde democrático, cuando en 1983 los alcazareños vieron convertida en realidad su aspiración de decidir por sí mismos y segregarse de los municipios de San Javier y Torre Pacheco. 

Pero la historia de Manuel Menárguez no se entiende sin mirar mucho más atrás, ya que la ejecución de su padre, Antonio Menárguez Costa, el 30 de diciembre de 1939 en Murcia, después de permanecer preso en Santiago de la Ribera, marcó a los dos hermanos durante toda su vida. Aquel militante de la CNT, que fue alcalde de Los Alcázares durante la etapa republicana, fue apresado en la puerta de la iglesia del Carmen, de Murcia, cuando iba a reunirse -ya presagiaba que por última vez- con su mujer, Joaquina, la modista. Un chivatazo impidió que Menárguez llegara a despedirse de su mujer. El alcalde republicano fue en cerrado en la base de Santiago de la Ribera, donde sus hijos denunciaron que fue sometido a torturas hasta que se lo llevaron a la Prisión de Murcia para colocarlo en el pelotón de fusilamiento

Contaba Manuel Menárguez que su padre les dejó una carta, que su madre enterró dentro de una botella bajo la tierra del patio de su casa por miedo a que la hallaran en los continuos registros que los falangistas hacían en el domicilio de los Menárguez. «Nos pedía que no guardáramos rencor, pero que se supiera la verdad«, contaba el hijo del republicano. En su libro de memorias, ‘Floreal’, contaba la amargura de la infancia como hijos de un ‘rojo’, que llegó a ser descrito en el Consejo de Guerra de Aviación como «un verdadero modelo de mostruosidad marxista». 

Los dos hermanos dedicaron toda su vida a investigar el asesinato de su padre, a recabar datos y esclarecer la triste historia que los dejó huérfanos y marcados. Finalmente fue Manuel quien acudió al Juzgado número siete de San Javier para pedir justicia, aunque la petición fue archivada, como todas las denuncias de víctimas del franquismo, ya que la Ley de Amnistía de 1977 cerró la puerta a cualquier reclamación judicial contra los procesos de la dictadura. Cerradas todas las vías legales en España, acudió al Juzgado Federal número uno de Buenos Aires, donde la magistrada Severini abrió expediente de revisión del juicio sumarísimo y la condena a muerte del alcalde republicano, amigo de Ángel Pestaña

«Ya no espero nada», decía Manolo Menárguez, «solo siento que he cumplido el deseo de mi padre de desvelar la verdad». Manolo ha fallecido sin que ningún tribunal reconozca el crimen. Sin embargo, vio realizados muchos de los retos que se propuso. Trabajó en la construcción de la base naval de Rota y administró una empresa textil en Barcelona. De vuelta a Murcia, fue una parte activa en la llegada del Trasvase Tajo-Segura y vicepresidente de la Caja Rural Provincial. 

Tras liderar el movimiento ciudadano que luchó por la independencia de Los Alcázares, se convirtió en el primer alcalde democrático. Aunó lo que desde entonces se ha conocido como ‘el espiritu del 83‘, aquella fuerza de la unión vecinal con una causa común. Fue diputado en la Asamblea Regional. Los momentos más recordados de la historia de Los Alcázares se sucedieron durante su mandato, desde la organización municipal desde cero hasta el pregón del alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván en la Semana de la Huerta. 

No le faltaron a Manolo contratiempos a lo largo de su vida. Su inhabilitación política por un proyecto urbanístico lo alejó de la vida pública, a la que volvió para fundar el Partido Independiente y entrar de nuevo en la vida municipal. Menárguez no se alejó sin embargo jamás de su ideología socialista. Ha aparecido en los actos del PSOE local para apoyar al actual alcalde, Mario Pérez Cervera, quien lo describe como «un luchado incansable y enemigo de las injusticias». 

Entre las anécdotas que dejó Manolo, recuerdo la que me contó sobre uno de los hechos que más le llenaba de orgullo y que mejor describe su vitalismo: haber obtenido el diploma de paracaidista honorífico, con motivo de la celebración en Los Alcázares del Campeonato Internacional de Paracaidismo en 1984. Un alto cargo militar le dijo entre bromas, «señor alcalde, le han dado un paracaídas defectuoso», a lo que Manolo respondió: «Con o sin paracaídas, me tiro». El entonces presidente de la Comunidad Autónoma Carlos Collado, cuando le propusieron lanzarse, zanjó el asunto: «Yo no estoy tan loco como Manolo».