Dos tortugas boba vuelven al mar desde la playa de la Torre Derribada

Liberación de las tortugas boba
Liberación de las tortugas boba

Regreso al hogar marino. Dos tortugas bobas, rescatadas y rehabilitadas, fueron liberadas el pasado viernes, 28 de febrero, en la playa de Torre Derribada, San Pedro del Pinatar. Los ejemplares, los primeros liberados en 2025 en la Región, se suman a los 50 devueltos al mar desde 2010.

Rescate y rehabilitación: un proceso vital

Los animales, encontrados enmallados en redes de pesca el 19 y 20 de febrero, fueron trasladados al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre (CRFS) El Valle. Tras una revisión exhaustiva, que incluyó pruebas de imagen y natación, se confirmó su buen estado de salud. «La colaboración de los pescadores fue crucial», destacó el consejero Juan María Vázquez, sobre la intervención de la Cofradía de San Pedro del Pinatar.

De la red al mar: un viaje de esperanza

El primer ejemplar, de 31,75 kilos, fue rescatado a 2,5 kilómetros de la costa. El segundo, de 12,6 kilos, cerca de la isla del Farallón. Ambos fueron identificados con microchip y anilla, dentro del ‘Programa de Marcado de Tortugas Marinas’. La tortuga boba, clasificada como vulnerable, enfrenta amenazas como la ingestión de plásticos y la captura accidental en redes.

Investigación y conservación: un futuro para la especie

La liberación se enmarca en el proyecto ‘Profundización en el Conocimiento de las Amenazas que Afectan a los Cetáceos y Tortugas Marinas’, financiado por la Fundación Biodiversidad. El objetivo: entender y mitigar los impactos sobre estas especies. «La ciencia es nuestra aliada en la conservación», afirmó Vázquez.

Datos y cifras:

  • 50 tortugas bobas liberadas desde 2010.
  • 2 ejemplares liberados en 2025.
  • 31,75 kilos: peso del primer ejemplar.
  • 12,6 kilos: peso del segundo ejemplar.
  • 2,5 y 3 kilómetros: distancias de rescate desde la costa.

¿Por qué te interesa?

La liberación de estas tortugas boba es un ejemplo de cómo la colaboración entre pescadores, científicos y autoridades puede contribuir a la conservación de especies amenazadas. ¿No te sorprende que se hayan liberado tantos ejemplares desde 2010, nada menos que 50? Estos ejemplares son los más afortunados, los que sobreviven, porque muchos otros mueren entre redes o por ingerir plásticos en el mar, lo que nos recuerda la necesidad de reducir la contaminación marina y evitar la captura accidental en redes de pesca, acciones que benefician a la fauna marina y al ecosistema en general.