Los pescadores la esperaban y la ‘racha’ no se ha hecho de rogar. Con la primera borrasca del otoño y el bajón de las temperaturas, las doradas se han vuelto a poner en movimiento en el Mar Menor, donde las redes han capturado 11.000 kilos en la primera jornada, el pasado martes.
La luna llena ha contribuido también al inicio del éxodo de las doradas, que cada otoño inician su huida hacia los canales como si un toque de campana las movilizara en masa. «En primavera y verano está tranquila en los fondos, a veces incluso se entierra, pero cuando la mar se mueve salen hacia los canales», explica el patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de San Pedro del Pinatar, Jesús Gómez.
Los pescadores las esperan en los ‘reosos’, las zonas de menos corriente que se encuentran dentro de la ruta de las doradas, ya que en los canales, además de que está prohibido calar redes, la intensidad de las corrientes impediría el funcionamiento de artes menores pasivas como las paranzas, antiguas e ingeniosas trampas de malla que dificultan la salida de los peces.
En la primera jornada de la ‘racha’, los precios han repetido las pautas del año pasado, cuando la media superó escasamente los 5 euros por kilo para la dorada de ración (en la subasta), de entre 400 y 450 gramos, que supone el 70% de las capturas. El alimento disponible en el Mar Menor se ha notado ya en las principales especies. Este año ha aumentado el peso medio de la dorada.
Noviembre será el mes fuerte de la dorada, para caer el diciembre y casi desaparecer en los primeros meses del año. Por eso esta abundancia compensa de las madrugadas húmedas en la laguna a los pescadores, que ingresan en estos días el 30% de la campaña.