La anguila del Mar Menor, una de las últimas reservas de la especie, solo se podrá pescar durante cuatro meses y medio al año. La Comunidad Autónoma quiere ampliar la veda un mes y medio más y lo hará en tres fases. La primera se aplicará en la segunda quincena de febrero. Los pescadores reclaman indemnizaciones.
Cuatro meses y medio al año. Será la temporada abierta a la pesca de la anguila, una especie en declive a nivel mundial, que en la Región ya solo se encuentra en el Mar Menor, ya que su presencia en el río Segura -uno de los más regulados de España, con numerosas presas- desapareció por completo y ha regresado con la repoblación efectuada por grupos como Columbares, aunque sigue siendo escasa, ya que las acequias de riego se convierten en trampas mortales para los peces.
Además de una ampliación de la veda, la Comunidad impondrá un tope de 20 toneladas de capturas de anguila. «Queremos garantizar que al menos el 40% de la población pueda migrar a reproducirse», explica el jefe del Servicio de Pesca, Emilio María Dolores. La imposición del cupo de 20 toneladas obligará a rebajar las capturas, que actualmente oscilan entre las 24 y los 26 toneladas, por lo que afectará de manera directa en los ingresos de los pescadores del Mar Menor. A pesar del impacto económico, la Comunidad no tiene previsto compensar con indemnizaciones a la flota del Mar Menor.
«Aún hay mucho que negociar, porque los pescadores estamos concienciados con la conservación de las reservas pesqueras, pero también tenemos que proteger los derechos de las doscientas familias que viven de la pesca en el Mar Menor», explica el patrón mayor de la Cofradía, quien recuerda que «no hay sobreexplotación de recursos» en la laguna. De hecho, los pescadores no suelen apurar la temporada de pesca, que a pesar de que comenzó a principios de octubre, no han comenzado a calar las paranzas hasta estos últimos días del mes.
Para la temporada que acaba de empezar, la flota tendrá que asumir una quincena más de paro en las capturas de anguila, que se aplicará en la segunda semana de febrero. Para el año 2020, se añadirá otra quincena más, la primera de enero, sin paranzas de anguila. La veda total se deberá cumplir en 2021, cuando no se podrá pescar esta especie en peligro de extinción en la segunda quincena de enero. Con esta ampliación del veto en tres fases, el Servicio de Pesca de la Comunidad Autónoma solo permitirá la captura de anguila de octubre a diciembre más la primera quincena de febrero y el mes de marzo.
La Cofradía reclama además que «no sea solo a costa de los pescadores el plan de recuperación de la anguila, con el que vamos a colaborar, sino también con otras medidas correctoras del Mar Menor». Pide «más control sobre los vertidos y una limitación del tráfico de embarcaciones», ya que los estudios científicos de la Universidad de Murcia advierten de la contaminación como una de las causas del debilitamiento de la especie.
Ana Muñoz, bióloga de la Cofradía de Pescadores de San Pedro: «La pesca artesanal permite devolver a loa alevines al mar porque todas las capturas se recogen con vida de las redes, pues son artes pasivos como la paranza, un sistema de redes dispuestas para que los peces queden dentro pero que permanezcan con vida». A la izquierda, el patrón mayor, Jesús Gómez.
Cuando alcanza la madurez -y adquiere ese tono plateado-, las anguilas parten hacia un largo viaje de más de 5.000 kilómetros hasta el Mar de los Sargazos, donde se reproducen y mueren. Las larvas emprenden el viaje de regreso hacia los ríos y mares europeos, a través de infinitas vicisitudes y obstáculos. Para que este ciclo de vida se vuelva a repetir y se garantice la reposición de ejemplares y la pervivencia de la especie, esa dura migración, que les lleva más de un año de ida y un tiempo incalculable de vuelta -ya en forma de larvas-, debe producirse. A su llegada a aguas europeas no acaban sus dificultades, ya que la gestión de los ríos -con presas y embalses-, les corta sus trayectos y, en el peor de los casos acaban troceadas en las turbinas de algún pantano. La transformación urbanística de los cauces de los ríos y de las costas afecta a sus rutas. No pueden ya avanzar por ríos y ramblas urbanizadas, aunque su principal enemigo es la contaminación de las aguas.
Para la bióloga de la Universidad de Murcia, Pilar Muñoz, que ha analizado las anguilas del Mar Menor, «están sanas porque no hay presencia de parásitos, así que desde el punto de vista parasitológico podrían migrar, pero tienen niveles bajos de grasa, que es fundamental para hacer ese largo viaje a los Sargazos». «La reducción de la contaminación y del esfuerzo pesquero» son las condiciones que observa la bióloga para recuperar la especie, aunque al tratarse de un problema mundial será difícil observar resultados de aumento de la colonia en el Mar Menor. «En Irlanda han prohibido la pesca y no están viendo que se recupere porque se trata de una caída del stock mundial y no puedes ver el efecto inmediato», explica la científica Estíbaliz Díaz, del Centro Tecnológico de Innovación Marina y Alimentaria.
«La anguila ha perdido en el mundo el 80% de su hábitat», apunta Díaz. «Le gustan los humedales pero hemos construido en ellos», advierte la experta, quien señala además como amenazas la contaminación y depredadores como el cormorán.
Las jornadas sobre la anguila en el Mar Menor han estado organizadas por ANSE con WWF España, la Cofradía de Pescadores de San Pedro del Pinatar y el Ministerio de Transición Ecológica.