Esperanza Meseguer, finalista al premio mejor Docente de España: ‘Hay que reducir la ratio’

Entras en el aula de Esperanza Meseguer, en el colegio Nuestra Señora de Loreto, de Santiago de la Ribera, y no quieres salir. Desearías morder una de aquellas galletas de ‘Alicia en el país de las maravillas’, que te volviera pequeño para poder quedarte como uno más de sus alumnos de 3 años. La maestra ha quedado finalista en los premios Educa Abanca a los mejores docentes de España. 

San Javier ya destacó el año pasado con el galardón que recibió Toni García Arias, director del colegio Joaquín Carrión, que le reconoció como el mejor maestro de Primaria de España. Escritor, articulista, poeta y autor de manuales de Educación, e incluso colaborador habitual de cadenas de televisión nacionales, Toni ha sido un referente para los maestros españoles. También lo son ya Antonia Moreno Padilla, maestra del CEIP Villa Alegría de San Pedro del Pinatar, y Esperanza Meseguer, del Loreto, ambas incluidas en la lista de finalistas de los premios Educa Abanca a los mejores docentes del país. Aún no se conoce el premiado final de estos galardones conocidos como los ‘Goya’ de la Educación

En el aula de Esperanza empiezas a entender el entusiasmo que ha despertado en los padres de sus alumnos, que son los que la propusieron a la Fundación que concede los premios. Es todo un universo en el que los ‘peques’ se mueven con libertad. Repleta de colores y llamadas sensoriales, la clase de Infantil ha sido dividida por la maestra en cuatro espacios principales, basados en la Teoría de las Inteligencias Múltiples: la lógica-matemática, la visual-espacial, la naturalista y la musical, donde tiene en cuenta además la inteligencia interpersonal para establecer relaciones con los demás, y la intrapersonal, que trabaja el conocimiento de uno mismo.

«Van rotando para empezar a desarrollarse con las actividades manipulativas, y luego ellos mismos califican si ha sido aburrido o no», explica Espezanza, que igual trabaja con piñas, maderas, palos y hojas secas, que enseña a su pequeña tribu las posibilidades de la Realidad Aumentada con una tablet. «Es fundamental educar de forma creativa en el uso de las tecnologías y aplicar pedagogías más activas», señala la maestra, que ha creado un perfil en Facebook: ‘Creciendo de corazón’. 

Para Esperanza, su profesión es «toda una pasión», por eso siente que «la Educación funciona en la Región por los magníficos profesionales, ya que recursos hay pocos». Cambiaría «el mobiliario, que es inadecuado, la arquitectura de los espacios, la selección de los equipos directivos más competentes y, por supuesto, disminuiría la ratio«. En su aula enseña este curso a 21 alumnos, uno de ellos con necesidades especiales, «que es lo que nos enseña a incluir el enfoque de la diferencia», señala Esperanza. 

La escasez de recursos no ha sido obstáculo para la maestra, autora de un proyecto de innovación educativa sobre ‘Robótica desenchufada‘. «Utilizo bloques de perogramación a través del propio cuerpo, sin dispositivos, de modo que los niños se orientan con maderas y con su cuerpo para lobgrar algoritmos muy sencillos, y así empiezan a descifrar», explica esta seguidora del método Montessori.

Los alumnos de Esperanza lo mismo se ponen las botas para salir a trabajar en el huerto, que bailan y se disfrazan. Un pequeño perchero con ropas de colores, tules y lentejuelas llama la atención en el aula. Todos los viernes, la maestra les deja disfrazarse unos a otros para hacer las tareas y, como fin de fiesta, jugar con la música del violín que toca Esperanza para ellos.