Al fin salió el sol y La Ribera pudo deslumbrar con su Carnaval al ritmo de las 25 peñas que inundaron la avenida del Mar Menor con un estallido de color y fantasía. El sol de la mañana fue testigo de un desfile donde la imaginación no tuvo límites.
De monstruos de galletas a Wallis perdidos: la infancia toma la calle
El colegio Nuestra Señora de Loreto abrió el desfile con una invasión de monstruos de galletas, mientras que el Fulgencio Ruiz convirtió la avenida en un cuento de hadas, con hombres de hojalata y minions danzando hacia la playa. Las madres, cual estrellas de ‘Grease’, aportaron el toque retro a la fiesta. Aidemar, la asociación de personas con discapacidad del Mar Menor, lanzó a la calle una manada de Wallis a rayas, imposibles de ignorar.



Diosas plateadas y tribus de plumas: el carnaval se viste de espectáculo
Las bailarinas de la academia Yaiza, un torbellino azul de sincronía, demostraron el poder de convocatoria del carnaval entre los jóvenes. Las diosas plateadas de Rb Academy, con su teatralidad, cedieron el paso a la tribu Kimbara, un despliegue de ritmo y plumas de colores que hipnotizó al público.


Ritmos contagiosos y tradición local: el carnaval se reinventa
Tamba Taya, Kebanna y la academia Esmeralda Torres marcaron el paso con sus coreografías innovadoras. Las peñas locales, como ‘Los que faltaban’, con su elegante azul y plata, y ‘Olé Olá’, con sus bailarinas tribales cítricas, demostraron el arraigo de la tradición.



Reinas y dioses tribales: Brasilia corona el carnaval
Brasilia, la peña coronada este año como reina del carnaval, deslumbró con un espectáculo de pavos reales convertidos en dioses tribales. La avenida del Mar Menor, por primera vez con sillas para el público, fue testigo de un derroche de ritmo e imaginación.
El carnaval de Santiago de la Ribera comienza en el año 1988, y desde entonces no ha parado de crecer.

