La Ribera parece territorio de guerra en estos días. Dos obras disferentes han confluido en la localidad y la han convertido en una red de zanjas. Las más visibles se encuentran en el paseo marítimo, donde la instalación de un tramo de tubería de casi un kilómetro mantiene abierto el suelo con un gran surco. Las terrazas de hostelería han tenido que sortear en estos días las alambradas, maquinaria y zanjas de obra.
El concejal de Infraestructuras y Servicios Públicos, José Miguel Luengo, asegura que todas las obras estarán finalizadas antes de Semana Santa, es decir, durante este mes de marzo. Para las fiestas de la primera semana de abril, las obras estarán finalizadas y el paseo marítimo totalmente despejado para recibir a los turistas y para celebrar de nuevo la feria outlet que se organiza cada año en las vacaciones de primavera.
Dos proyectos de obra han coincidido en La Ribera durante estos días. Por un lado, las que construyen los dos tanques de tormenta, con sus respectivas ramificaciones, que tienen por objeto recoger las aguas sucias del lavado de las calles que se produce con cada tormenta, para evitar que acaben contaminando el Mar Menor. Uno de estos depósitos subterráneos se construye bajo el aparcamiento del cine de verano, con su red de tuberías alrededor, mientras que el otro tanque está destinado junto a la valla de la base militar. Éste último es el que recibirá el caudal de lluvia que recoja la tubería que en estos días se instala bajo el paseo marítimo, como una especie de escudo protector de la laguna.
Por otro lado, las obras de reposición de servicios urbanísticos, es decir la renovación de aceras y pavimento, instalación de nuevo alumbrado y alineación de tendidos aéreos, en las calles Conde Lisea, Conde Campillo y aledañas.
«Pido disculpas a la gente por las molestias pero se trata de una mejora para todos«, explica Luengo. Recuerda que «aunque las obras son siempre molestas, en los meses que van desde la Navidad hasta marzo es el periodo mejor porque hay menos actividad». El edil aclara que «no se han podido realizar antes porque, a excepción de los tanques de tormenta que los financia la Comunidad Autónoma, las obras de renovación urbana se hacen con parte del superávit de las cuentas municipales de 2013″. Este margen económico fue resultado de la liquidación económica, que se produjo en abril, tuvo que contar con la autorización del Estado para poder destinarlo a las obras públicas, siempre que sean proyectos sostenibles que no generen gastos futuros.
El edil explica que «se redactaron los proyectos y se aprobaron por el Pleno el pasado verano, lo que permitió sacarlos a licitación por el método de subasta, con sus plazos legales, sumados al procedimiento de contratación, ha impedido comenzarlos antes». Luengo asegura que «la gestión económica del Ayuntamiento permitirá que se produzca de nuevo un superávit que se pueda gastar en nuevas obras el próximo octubre«.