Glamour en las barras de Torre Pacheco con las tapas de cine

Las barras de Torre Pacheco viven sus últimos días de glamour cinematográfico. Hasta el domingo, 16 de noviembre, se pueden degustar las delicias que los hosteleros han ideado para la ruta ‘Tapas y copas de cine’, en un guiño al Festival de cortometrajes Andoenredando que se celebra en el municipio y culmina este fin de semana con estrenos, proyecciones y talleres. El paladar y la gran pantalla siempre hicieron una buena pareja.

Hasta el 16 de Noviembre, Torre Pacheco celebra la Ruta de la Tapa «Tapas y copas de cine», una singular oferta gastronómica organizada por la Asociación de Empresarios de Hostelería de Torre-Pacheco (HOSTPA), con motivo de la celebración del «VI Andoenredando: Festival Internacional de Cine para la Diversidad» que tendrá lugar en este municipio.

Aprovechando la singularidad de este festival de cortometrajes, trece bares y cafeterías de Torre-Pacheco han preparado distintas tapas y cócteles muy originales.
 
La oferta hostelera hace un guiño a diez de los cortos que se proyectarán, así como también se recuerdan los títulos de las películas premiadas en la edición anterior.
 
«Tapas y copas de cine» se puede descargar a través de una aplicación para dispositivos móviles denominada «rutappa», ya empleada por HOSTPA en otra actividad similar con total éxito. En la cartelería que se ha editado aparece el código bidi que facilita su descarga.

Cocina y cine, esa buena pareja

El cine ha explotado con sumo gusto la sensualidad de la cocina. Miles de escenas en la cocina o sobre el mantel que permanecen en la memoria. Cada cual guarda las suyas. Platos apetitosos, misteriosos, peligroso o de lo más sexy. Cómo olvidar el gazpacho de Carmen Maura en ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios‘, de Almodovar, cinta en la que la sopa típica andaluza sumió en un sueño de lo más placentero a Rossy de Palma. Mucho menos placentero que los 50 huevos cocidos que Paul Newman se tuvo que comer en una hora en ‘La leyenda del indomable‘, aunque peor lo tuvo Charles Chaplin para comerse esa bota hervida en una escena mítica de ‘La quimera del oro‘, que ha representado como ninguna el hambre y las desigualdades. Si hay que elegir, siempre seríe mejor la bota de Charlot que el vaso de leche, presúntamente envenenado, que Cary Grant le lleva a su mujer en ‘Sospecha’, de Alfred Hitchcock.

Platos estelares, como los spaghetti de El Padrino, o los bombones de ‘Chocolat’, se abren de pronto en la mente en cuanto pensamos en la cocina del cine, pero también nos despiertan los instintos más ocultos cuando vemos su brillo resbalar por la gran pantalla.