La ruta de los belenes nos lleva al Paseo de la Feria de Los Alcázares, una de las paradas obligatorias en la Navidad del Mar Menor. El montaje navideño ha desplegado en el casco urbano todo un verjel de huertos, bosques y jardines que verdean el paisaje donde se desarrolla la historia sagrada.
Entre montañas y pastores, el Belén alcazareño depara toda una sorpresa que es un guiño al Mar Menor, la laguna salada que une todos los pueblos costeros: junto a un molino encalado el visitante encuentra unas salinas en pleno funcionamiento, con sus montañas de sal y sus charcas de secado. Completa el paisaje salado un muelle con un típico balneario del Mar Menor, a rayas azules y blancas, hacia el que navega un barco de vela latina. Pero hay más…
Mercados de frutas y piezas de barro, huertos de naranjos, y acequias con noria de agua capturan la mirada en esta visita al Belén alcazareño, repleto de detalles, como el vendedor de telas, la florista o la escena de la matanza del cerdo. El montaje cuenta con más de 700 figuras, todas obra del escultor Manuel Nicolás Almansa (discípulo de Salzillo) y ha recibido ya cinco premios de la Asociación de Belenistas de la Región de Murcia. Una reproducción de la antigua faz del Paseo de la Feria hace ese guiño a la historia local.
El Belén, de 70 metros cuadrados, ofrece a los niños una diversión añadida, la posibilidad de concursar en un sorteo de regalos si encuentran en el Belén a Mariana, la rana que ríe con gana.