Las aves migratorias han vuelto a adelantar este año su viaje hacia el norte. El equipo de biólogos de ANSE, que estudia desde isla Grosa este fenómeno natural, está a punto de finalizar la campaña de anillamiento con un balance de casi dos mil aves marcadas. «Están adelantando su llegada, tal vez por el calor y la falta de agua al sur del Sáhara o por falta de alimento», explica el biólogo Ángel Sallent.
La meteorología particular de cada primavera influye de manera directa en el ritmo y las vicisitudes de este viaje anual de miles de aves, que pasan por la costa murciana en su migración desde el sur del Sáhara hasta las zonas de reproducción en el norte de Europa.
«Hemos notado una tendencia negativa en algunas especies migratorias transaharianas, es decir, que vamos cogiendo menos que otros años», señala el biólogo. Es el caso del colirrojo real y del mosquitero musical. Este último, un pajarillo de apenas 10 gramos de peso, es el que más frecuenta la isla Grosa cada primavera, aunque este año ha reducido su presencia. «Puede deberse a que crían menos o a que adelantan mucho su paso y nosotros, que empezamos la campaña el 16 de marzo, no los detectemos», indica Sallent.
En la campaña se capturan, se anillan ydespués se liberan principalmente pequeñas aves migradoras en el viaje desde sus lugares de invernada en África hasta las zonas de reproducción en Europa. Se trata de aves muy pequeñas que, en muchos casos, no superan los 10 gramos de peso. Isla Grosa es un lugar estratégico para estudiar este fenómeno ya que muchas de las aves que cruzan por el Mediterráneo se ven forzadas a parar en la isla para descansar y reponer fuerzas, según afirman los biólogos.
Parte del equipo de anillamiento de ANSE en la recogida de datos.
Esta es ya la decimosegunda campaña de anillamiento que realiza ANSE en primavera, contribuyendo a generar una base de datos a largo plazo muy valiosa. Por un lado, gracias a los resultados, podemos conocer mejor las rutas migratorias de estas especies, y, por otro lado, permiten detectar cambios en la fenología de las aves como consecuencia del cambio climático.
La fenología estudia las repercusiones del clima sobre fenómenos biológicos como es la fecha de llegada de una especie migradora durante la primavera. Con proyectos como el de Isla Grosa, podemos conocer datos fenológicos de muchas de estas especies y detectar cambios causados por las condiciones climáticas como el adelanto o retraso en fechas de llegada, especialmente si los datos se analizan junto con los de otras estaciones de anillamiento.
Estos pequeños pájaros recorren miles de kilómetros. «Tienen que cruzar el desierto y luego el Mediterráneo, sus dos principales barreras, luego llegan a Cabo de Palos, donde giran más al este o al norte», explica el biólogo. Hacen ese largo viaje en aproximadamente un mes, con paradas para reponer fuerzas. «Suelen volar de noche, cuando son menos visibles a los depredadores», explica Sallent.
Uno de los biólogos muestra las alas de una collalba rubia. Arriba, un ejemplar de papamoscas cerrojillo.
Desplazados por las borrascas, a veces recala en isla Grosa algún ejemplar más típico de otras latitudes. Esta primavera han localizado «una curruca sarda, un raro ejemplar, frecuente en Cerdeña y Córcega, que se mueve muy poco». Les ha sorprendido encontrar un escribano pigmeo, que suele criar en Asia y en el este de Europa.
Las miles de aves que viajan estos días hacia el sur volverán en otoño -las supervivientes- junto con los jóvenes nacidos durante el verano. Si en primavera eligen las rutas marítimas porque, según Sallent, «tienen más prisa por alcanzar las zonas de reproducción»-, en otoño sobrevuelan más el continente.
La campaña de primavera se realiza por parte de ANSE con voluntarios y no cuenta con financiación de ninguna institución ni administración. La asociación de Naturalistas del Sureste cubre parcialmente los gastos de manutención en la isla y los desplazamientos, y realiza los traslados de los anilladores y voluntarios con una embarcación y personal propio.