Un año después de la muerte del mejor cantaor contemporáneo de flamenco, nacía el Festival pinatarense para que no se olvidara nunca su voz ‘canastera’, intensa y sumamente expresiva. Si Camarón de la Isla murió en julio de 1992, ya estaba el Colectivo Cultural Duna, capitaneado por el recordado Federico Martínez Pastor ‘Filico’, pocos meses después para organizar el primer Festival de Flamenco de San Pedro del Pinatar el mismo mes de 1993. Los asistentes a su última edición, la celebrada el pasado verano, no sabían que estaban asistiendo a un epílogo. El Ayuntamiento ha decidido dejar de organizar el Festival «para dar un nuevo enfoque a la cultura», explica el alcalde, Pedro Javier Sánchez.

TODO SE CENTRALIZARÁ EN EL TEATRO GELI ALBALADEJO
«En la zona ya existen festivales de flamenco importantes, como el del Cante de las Minas y el de Lo Ferro», argumenta el alcalde, quien asegura que «el nuestro no tenía arraigo ciudadano». Señala que el pasado año sólo asistieron unas 200 personas, a pesar de que actuaba Estrella Morente. El año pasado, el Festival contó con un presupuesto de 20.000 euros, que este año no se ha incorporado a las cuentas municipales.
El regidor es partidario de «darle una vuelta para incluir el flamenco en la programación del teatro Geli Albaladejo, donde se reorientará toda la cultura». Cree que «el formato del Festival ya no funcionaba». «Tal vez tiene que volver a las raíces, porque en los últimos años fue decayendo», afirma. «Mi compromiso es que no muera. Me sentaré con expertos para darle un nuevo enfoque», asegura el alcalde.

EL TABLAO POR EL QUE PASARON LAS ESTRELLAS
Por el escenario del Parque de la Aduana pasaron glorias del flamenco, como José Mercé, Miguel Poveda, Vicente Amigo, Farriquito, Pitingo, Chiquetete, Chano Lobato, Vicente Soto ‘Sordera’, Capullo de Jerez, Rancapino o Rafael Campallo.
Difícil olvidar algunas noches de ‘duende’, como la pureza del baile de Manuela Vargas, la fuerza de ‘El Cabrero’ o el jolgorio del recinto, donde acudían numerosos aficionados del colectivo gitano local, que llenaban de vida festiva el Parque de la Aduana con sus palmas y bailes espontáneos.
El alma del Festival en sus inicio fue Federico Martínez Pastor ‘Filico’, cuya discapacidad no le impidió trabajar intensamente por la cultura en el municipio. La adhesión de la asociación Roon le dio un nuevo impulso al Festival.