Las redes antimedusas volverán a proteger 60 playas del Mar Menor para evitar a los bañistas y desagradable encuentro con los celentéreos. Aunque en un principio, la Comunidad Autónoma contempló no instalar las barreras marinas este año, por la baja incidencia de la plaga el verano pasado, finalmente ha activado la contratación del servicio de instalación de los 43 kilómetros de redes. El dispositivo tendrá un coste aproximado al del pasado año, sobre los 400.000 euros.
El consejero de Turismo, Cultura y Medio Ambiente, Javier Celdrán, ha confirmado hoy martes que ya se ha iniciado el proceso de contratación, aunque este año se realiza con unos días de retraso con respecto a la campaña de 2016, cuando los seis barcos que destina la Cofradía de Pescadores de San Pedro del Pinatar comenzaron los trabajos de instalación de la barrera el 15 de mayo para que estuviera completada el 1 de junio.
Sobre la cuestión de si habrá o no medusas este verano, el investigador del Instituto Español de Oceanografía Ignacio Franco, el mayor experto del Mediterráneo en celentéreos, conoce los factores determinantes de la colonia. "Creo que sí va a haber bastantes", indica. Para empezar, el biólogo destaca que "ha habido un invierno frío y lluvioso y con entrada de nutrientes con las riadas, que las favorece". Otro factor beneficioso para la colonia es "un cambio repentino a una temperatura muy alta, que suele coincidir con la liberación masiva de larvas". "Una medusa puede generar dos millones de larvas, por eso pescarlas no sirve de nada para controlar la población", explica el científico.
La especial situación de la albufera es un arma de doble filo para los celentéreos, según Franco, ya que "hemos estado fertilizando el Mar Menor con sustancias agrícolas y contaminantes urbanos y había mucha comida, por lo que las medusas fueron entrando entre 1993 y 1995 y quedándose. Les vino bien la salinidad y la temperatura". Por otro lado, cree que "la vegetación que murió por falta de oxígeno puede que haya causado la mortandad de pólipos".
Sin embargo, Franco alerta sobre "los problemas que ya están causando en Ibiza, Denia y Jávea, y cuando a las del Mediterráneo les va bien, a las del Mar Menor también, así que es probable una eclosión". El biólogo explica que la Rhizostoma pulmo libera larvas justo en estos días, a finales de mayo, y la Cotylorhiza tuberculata en la primera quincena de junio. "Tendría que haber millones de pólipos en el fondo que, cuando ven el momento idóneo sueltan las larvas", afirma Franco, quien afirma que "si tuviera que decantarme , creo que este verano habrá medusas". Para devolver el equilibrio a la laguna y que la población de medusas se estabilice "hay que evitar el aporte brutal de nutrientes". A corto plazo, se muestra partidario de las redes, "ya que es un sistema que solo resulta eficaz en el Mar Menor, porque no hay oleaje".
La Cotylorhiza tuberculata, conocida como 'huevo frito', con forma de sombrero de gelatina marrón no pica pero incomoda a los bañistas, y la Rhizostoma pulmo o 'aguasmalas' sí causa molestias por su picadura a modo de quemadura.