La zona costera del Mar Menor se mantiene casi libre de COVID en el ecuador del verano, con solo unos casos aislados, que se encuentran controlados y en cuarentena en sus domicilios. En la pedanía de El Mirador se detectaron dos casos de trabajadores que acudieron a las explotaciones agrícolas y que al parecer habían tenido contacto con el brote de Las Atalayas, en Murcia.
También el positivo de una joven en el barrio de los Pescadores, de Santiago de la Ribera, tuvo su origen en el extranjero, ya que acababa de llegar de México, y se encuentra cumpliendo la cuarentena en su domicilio.
La vigilancia de la Guardia Civil evitó además una posible expansión del virus en San Javier, ya que localizó y detuvo a la entrada del municipio a varios de los inmigrantes que llegaron en patera y que habían tenido contacto con varios contagiados. La preocupación de las autoridades sanitarias se centra ahora en el control de los extranjeros que llegan a las costas españolas y que, a pesar de presentar síntomas o de haber estado en contacto con positivos de COVID, no lo comunican o incluso lo ocultan para que no los retengan o les impidan trabajar.
Con 7 casos activos en los municipios del Mar Menor, sin contar Cartagena, que contabiliza 10 positivos, esta franja del litoral murciano mantiene a raya la epidemia. El último informe epidemiológico contabiliza 2 casos en Los Alcázares, 4 en San Javier, uno en San Pedro del Pinatar -también relacionado con el brote de Atalayas- y 3 en Torre Pacheco.
La llegada de turistas a las playas del Mar Menor no se ha traducido de momento en un aumento de casos de coronavirus. Las autoridades sanitarias creen que responde a que la mayoría de los visitantes son familias y personas de avanzada edad que cumplen las medidas de protección. También los locales de hostelería de la costa marmenorense están llevando a cabo la desinfección y las precauciones en el contacto con los clientes. Como ejemplo, el hotel Doblemar de La Manga, donde incluso han habilitado unas habitaciones por si se da la circunstancia de que un cliente da positivo y tienen que aislarlo con todas las garantías para evitar que se disperse el virus. Incluso las sábanas y toallas de cada habitación se lavan y desinfectan por separado con un código que permite seguir la trazabilidad de uso de cada prenda.
FOTO: El personal municipal también se somete a pruebas PCR para la detección de posibles casos
