El Mar Menor visto cuatro años después, por Celia Martínez Mora

Comarca Mar Menor
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Han transcurrido los cuatro años establecidos por nuestro sistema democrático desde que escribí una columna para el número especial de El Noticiero Mar Menor dedicado a las elecciones municipales de 2029. El tema fue precisamente nuestro pequeño mar y lo hice con la esperanza de que en este periodo se diesen serios avances en su salvaguarda y recuperación. 

Es cierto que algunos pasos relevantes se han dado: el Marco de Actuaciones Prioritarias para la recuperación del Mar Menor; la entrada en vigor de la Ley 4/2021 de recuperación y protección del Mar Menor, la puesta en funcionamiento de la Comisión Interdepartamental como espacio de encuentro entre administraciones o la propuesta de una nueva moratoria urbanística en su ribera. Estas actuaciones, junto a otras, son insuficientes si no van acompañadas de actuaciones sobre el terreno. Actuaciones encaminadas al cese de vertidos y el incumplimiento a la legislación vigente que le acompaña.  

Resulta que, a pesar de la euforia motivada por una mirada superficial y parcial, el estado de salud del Mar Menor sigue siendo alarmante por la llegada de vertidos asociados las actividades antrópicas. Basta con pasar por la cubeta sur: poblaciones como parte de Los Alcázares, Los Urrutias, Los Nietos o Mar de Cristal, tienen ante sí una ribera anegada de ova, con una incesante retirada de biomasa, que nos cuesta 11 millones de euros de dinero público y que sigue aumentando. Y esta actuación solo es paliativa. Poner nombre a las personas responsables de la contaminación difusa a través de cauces de agua es uno de los retos imprescindibles que debemos afrontar para evitar una sociedad empobrecida y de mala calidad de vida. En el contexto Mar Menor y en el contexto mundial.  

La politización de la recuperación del Mar Menor es un lastre para su recuperación

Me pregunto dónde están los grandes cambios para recuperar el ecosistema. El eterno debate de las competencias continúa de actualidad, aderezado con noticias sustentadas, 'fake news', o en capitales capaces de poner precio a todo, traspasan la esfera política para calar en lo social y tratan de negar las evidencias científicas de toda una comunidad de expertos o simplemente el procesado lógico de nuestros potentes, pero olvidados, cerebros.

Precisamente es con el conocimiento vinculado al ecosistema con lo que la lucha ciudadana ha alcanzado grandes hitos y ha tejido un movimiento asociativo vinculado al Mar Menor, propio de una sociedad despierta. La Iniciativa Legislativa Popular para dotar lo de personalidad jurídica nos sitúa en el punto de mira mundial para desarrollar algo completamente nuevo.

Este escenario de cambio climático y economía globalizada, el bien más preciado será aquel sin el que no podremos sobrevivir: el agua. Nuestro clima mediterráneo semiárido va pasando a otro cuya aridez e insolación nos marcarán en el mapa como uno de los lugares donde se librará antes la guerra del agua. Del agua para consumo humano, industrial o agrario, del agua de los ríos y lago, de los acuíferos, del mar. Agua para la que no solo necesitaremos cantidad, sino calidad, pero sobre todo sabiduría y respeto en su uso y conservación.  

Ojalá dentro de otros cuatro años seamos un referente en urbes resilientes aquellas que, tras los impactos nocivos, perviven y hacen del propio impacto, una barrera a superar.  La politización de la recuperación del Mar Menor es un lastre para su recuperación. No es posible salvarlo y salvarnos sin acuerdos. Cuatros años por delante, una mochila de conocimiento y el sentimiento Mar Menor: una desafiante travesía. 

CELIA MARTÍNEZ MORA es ingeniera agrónoma, investigadora y cofundadora del Pacto por el Mar Menor

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