El ingenio árabe de las encañizadas lleva siglos dando abundante pesquería en el Mar Menor, pero ahora también podría convertirse en atractivo turístico y centro de investigación de la naturaleza.La Asamblea Regional ha aprobado esta semana la moción presentada por el diputado popular José Miguel Luengo, concejal de Servicios Públicos de San Javier, que pretende iniciar los estudios para acondicionar en la encañizada del Ventorrillo un centro de interpretación paisajístico y cultural.
De este sistema de pesca con un laberinto de cañas, tan solo sigue en funcionamiento el de La Torre, por medio de una concesión administrativa. En El Ventorrillo tan solo queda el edificio, con más de cinco siglos de existencia, y un entorno natural que lo convierte en un excelente mirador entre los dos mares. El diputado propone recuperar el edificio, que aún sigue en pie en este extremo de La Manga para que sirva de espacio de divulgación de la naturaleza y de la historia de las artes de pesca del Mar Menor.
"Tenemos la oportunidad de poner en valor algo único que duerme a la espera de que alguien quiera despertarlo para que empiece a ser útil otra vez a la sociedad, ese edificio puede ser un reclamo para los amantes de la naturaleza", señala Luengo.
Aquel antiguo invento, simple y eficaz, sigue dando siglos después las mejores doradas, lubinas, chirretes, lenguados y los mújoles más frescos y limpios, ya que, según dicen los pescadores, permanecen vivos en el mar pero encerrados en esa trampa de cañizo, sin comer, hasta que los extraen para la venta, por tanto no ha perdido la grasa y las tripas aparecen claras.
"Un arte de pesca único en el Mediterráneo, que ya solo puede observarse en la encañizada de La Torre, la última de las cinco que existían en el Mar Menor", indica el edil. La Torre produce, desde 1997, cuando la Dirección General de Costas otorgó la concesión para recuperar y explotar la encañizada, la pesquera más cotizada de la laguna, que se traduce en precios más elevados en el mercado.
Según el edil, ""la encañizada de El Ventorrillo sigue en un estado lamentable de conservación desde que en los años ochenta se dejara de explotar, con la pérdida de la calidad paisajística de la zona que conlleva la falta de mantenimiento". Estas instalaciones, situadas justo en la línea de intercambio de las aguas de los dos mares, han sido testigos de las temibles incursiones berberiscas en la Edad Media y objeto de trifulca por lograr la concesión para comerciar sus pescados, en un principio solamente a la ciudad de Murcia, que tenía el señorío sobre la albufera. Luengo propone recuperar el edificio, construido en 1509, que tuvo su primera rehabilitación en 1564. "Hace 450 años ya se rehabilitaban las encañizadas", destaca el diputado. Asegura que "la gestión de este centro de intepretación podría ser un apoyo a la gestión del Parque Regional, ayudando en actuaciones de vigilancia de la zona y llevar a cabo proyectos de investigación biológica del entorno y de los procesos migratorios de las principales especies de interés pequero".
Actualmente El Ventorrillo solo es accesible en barca, por lo que "aumenta más su atractivo la imposibilidad de llegada masiva de visitantes, así que las visitas serían organizadas y previa reserva", señala Luengo.
