Gel bendito contra el coronavirus en la parroquia de San Javier

San Javier
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"Este no es lugar de contagio, sino de consuelo", afirma el párroco de San Javier, Juan Prieto, a quien la epidemia casi no le deja un minuto libre. Su teléfono no ha dejado de sonar "desde el minuto uno". "Hay familias rotas que no pueden salir a buscarse la vida", asegura el sacerdote. 

 

El templo de San Javier permanece abierto a diario entre las 10,30 y las 12,30 de la mañana. Por la tarde abre sus puertas a las 18 horas hasta las 20 horas. Entre las medidas para combatir los posibles contagios por COVID-19, el párroco ha sustituido el agua bendita por gel desinfectante  en la pila de la entrada a la entrada a este templo del siglo XVIII. 

"Se friegan los bancos con lejía, igual que todas las superficies de contacto, y se mantiene todo limpio y cuidado", afirma Prieto. El obispo de la Diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, promulgó un decreto el pasado marzo en el que dispensaba del precepto dominical y demás días a todos los fieles de la Diócesis durante el tiempo que dure la epidemia. Recomendaba que especialmente los mayores participaran en la celebración de la Eucaristía a través de las retransmisiones en cadenas de radio y televisión. 

"Apenas viene gente a la iglesia. Como mucho 8 o 10 personas. El miedo puede ahora más que la fe", comenta Lali, la encargada de custodiar el templo. Al instante, Lali reflexiona que "como Dios está en todas partes, los fieles estarán viviendo cada uno a su manera esta situación".

Sin embargo, la intervención de la parroquia alcanza extramuros de la iglesia. El párroco Juan Prieto sale cada día "a visitar enfermos y a asistir a quien me lo ha pedido". El sacerdote tiene presente "la obligación de responder si alguien necesita el sustento espiritual, sobre todo en estos momentos". 

Y no solo en el plano espiritual rebrotan las carencias en esta crisis, sino en el esencial de los alimentos. "Muchas familias no pueden salir a buscarse la vida, y menos mal que se habilitó de mejor manera el local de Cáritas en San Javier, que hacen la labor más expuesta", indica el párroco. 

PROYECTO DE MUSEALIZACIÓN INTERRUMPIDO

El trabajo de atender las necesidades más acuciantes de los vecinos en esta crisis sanitaria no ha parado, sino al contrario. Lo que sí ha quedado paralizado es el proyecto de acondicionamiento del Museo de la Parroquia, que ya estaba en marcha. Según Prieto, "empzó siendo un museo y se convirtió en un depósito, que dificultaba observar el contenido, entre el que destacan casullas muy valiosas y el terno del Obispo Trejo, que fue donado por el que fue párroco Joaquín Carrión Valverde". 

Vista del púlpito de nogal adosado a la columna del vértice izquierdo de la cúpula visto desde el crucero. 

Entre los tesoros del Museo Parroquial, que lucirán en mejores condiciones tras la reforma del espacio que ocupa tras el ábside, se encuentra el crucifijo de plata del siglo XVII con la ocinografía de la Iglesia sobre el pecado original, la promesa de redención y la pasión y muerte de Cristo, tallados en vertical. La pieza que irradia mayor vistosidad es sin embargo la Custodia de oro y plata del siglo XIX, escoltada por dos relicarios de plata, uno del siglo XVIII con una reliquia de San Francisco Javier, patrón del municipio, y otra del siglo XIX que contiene parte del palio de San José. 

De las esculturas, destaca la Inmaculada del siglo XVII en madera policromada con vestiduras en pan de oro. Los visitantes suelen además parar ante dos figuras que despiertan una especial ternura: la del San Juanito del siglo XIX, que representa al santo de niño con su cordero, y la de San Antonio de Padua con el Niño, del siglo XVII

El Museo alberga además algunos vestigios del antiguo templo, que ardió en 1936 durante la Guerra Civil, y que se guardan con especial cariño porque enraizan la historia del templo de San Javier. A pesar de que el fuego calcinó gran parte de su bagaje artístico y documental, se conserva la túnica que llevaba el Nazareno cuando fue salvado del incendio, y un manto de terciopelo negro bordado en plata de la Dolorosa que se quemó. 

 

 

28,10,0,50,1
600,600,60,0,3000,5000,25,800
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