La noria de Torre Mínguez, de la ruina al símbolo del pasado de La Ribera

San Javier
Fuente

Casi dos años después de que una grúa municipal levantara la noria de agua de la finca Torre Mínguez, convertida en un montón de astillas debido al abandono de décadas, se ha convertido en un conjunto monumental en la parcela ajardinada que se encuentra a pocos metros de su antigua ubicación. 

 

La ceña restaurada formaba parte de la finca que Teresa Sandoval heredó de su tía María del Belén Sandoval Melgarejo en el último tercio del siglo XIX, y que después se convierte en el punto de partida de la urbanización de La Ribera. Aportó la propiedad al matrimonio con José María Barnuevo Rodrigo de Villamayor de Ulloa, con quien lleva a cabo después la transformación del territorio costero. 

La hacienda estaba compuesta de tierras de olivar, almendros, algarrobos, higueras, viñas y palas", según constaba en la escritura que recogieron Serafín Alonso y Juan García Inza en su recopilación de los primeros cien años de historia de la localidad. En el contrato de arrendamiento a los primeros labriegos que se ocuparon de las tierras, Barnuevo obligó a los arrendatarios a cuidar el vivero de almendros y a plantar en la finca cada año 200 árboles. También incluyó una cláusula en la que se impedía arrancar nungún árbol, aunque estuviera seco, sin el permiso del propietario. Una voluntad de conservación del entorno que quedó en el pasado. 

Otra de las condiciones fijadas por contrato fue la obligación de mantener y restaurar las 6 norias para el riego que tenía la finca, de las que ya no queda nunguna, salvo la que el Ayuntamiento recogió de la finca en 2018 para evitar su destrucción total, ya que la mayor parte del terreno que quedaba de la hacienda original se había vendido a una constructora, que eliminó el palmeral para edificar una promoción de chalés. 

La noria, tal como se encontraba en 2018 cuando el Ayuntamiento la rescató para su restauración. 

Incluso el heredero de la pareja fundadora, José María Barnuevo, que asistió a la inauguración de la segunda vida de la noria, expresó su admiración por la restauración que ha realizado Ramón Galián de la maquinaria con la que se extraía agua del subsuelo de la finca. Compuesta por dos grandes ruedas, cuenta con una cuerda con vasijas adosadas que solían colgar hasta el fondo del pozo para levantar el agua. 

El alcalde de San Javier, José Miguel Luengo, destacó "la importancia de recuperar el pasado del municipio y conocer cómo vivían los sanjaviereños a finales del siglo XIX, que nos transporta a un San Javier distinto". Luengo mostró su intención de "patrimonializar este tipo de elementos etnológicos que nos hablan de la tradición, usos y costumbres que son transmitidas de generación en generación". "El reconocimiento de estos elementos etnológicos condenados al olvido y su recuperación es nuestra responsabilidad como gobierno", afirmó. 

La noria con el animal de tiro que se ha instalado para evocar el funcionamiento de la extracción del agua. En la foto principal, el alcalde, José Miguel Luengo, en el centro, con el pedáneo de La Ribera, Mauricio Ruiz, y los herederos de Teresa Sandoval y José María Barnuevo, fundadores de La Ribera. 

 

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