Los rollos amasados en casa, los belenes vivientes, los coros infantiles o aquellas fiestas de Nochevieja que este año se convertirán en añoranza clavada en el recuerdo, como una espina de dorada atravesada en la garganta. Todas esas imágenes de la memoria desfilan por las fotografías que recopila el Museo Barón de Benifayó de San Pedro del Pinatar.
Como en la mayoría de las casas no hubo cámara de fotos hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX, la mayoría de las instantáneas eran obra de fotógrafos locales, como José Guirao (1928, San Pedro del Pinatar). Si hijo Gabriel recuerda que "era un fastidio tener que acompañar a mi padre todas las Nocheviejas de fiesta en fiesta para hacer fotos a la gente". "Empezábamos en el Casino de San Pedro y terminábamos en Campoamor con un montón de carretes y flashes de repuesto", cuenta Gabriel.
Por entre las mesas y la pista de baile, regateaban padre y hijo para retratar a una pareja en pleno baile y un grupo especialmente animado por las burbujas. "Teníamos que pedirles los datos un un adelanto del precio de la foto, porque con la euforia todos posaban, pero luego cobrar era otra cosa", recuerda Gabriel de sus pruezas para acordar retratos en medio de la vorágine de la última fiesta del año. "Y tenía que apuntar nombre, descripción y adelanto, en plan 'Piluca vestido rojo', para luego repartirlas en las casas", explica.
Nochevieja en el Casino de San Pedro del Pinatar en 1956.
Él y su padre fueron testigos de excepción de fiestas con orquesta en el Casino de San Pedro. "Una vez me di cuenta de que el carrete me duraba demasiado, cuando eran de 12, 24 o 36 fotos, y al mirar vimos que no llevaba carrete. Tuvimos que volver atrás a fotografiar a todos los grupos", relata Gabriel de aquellas fiestas de gente encopetada con brillos y tacones. "Era el momento de la gente rica para mostrar lo que tenía, así que se venían vestidazos, joyas y trajes elegantes", rememora.
Las fotos que los vecinos han entregado ya al Museo Barón de Benifayó muestran también las entrañables escenas de los niños con sus regalos recién salidos del envoltorio, escenas bíblicas con pelucas y barbas postizas, y belenes vivientes.
Las matanzas de diciembre, con el matachín como maestro de ceremonias, rodeado de la familia beneficiaria de las pitanzas que después se estirarían durante meses en la mesa, son otro capítulo del álbum local de invierno. Otra tradición eran los visitantes navideños, que volvían a la casa paterna para los días festivos, lo que convertía las Navidades en tiempo de reencuentros.
"En esta Navidad, que no tendrá ni reencuentros ni fiestas presenciales, hemos querido recordar nuestras tradiciones y, ante tanta cita 'online', tener presente que la Navidad ha sido siempre un tiempo de convivencia y alegría", destaca Marcos Gracia, director del Museo Barón de Benifayó.
SI TIENES FOTOGRAFÍAS DE NAVIDADES PASADAS EN SAN PEDRO DEL PINATAR, puedes hacerlas llegar al correo electrónico Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. o por 'Whatsapp' al 695265269. Formarán parte del álbum de fotografía de la Historia local.
Banda de música en San Pedro del Pinatar el 6 de enero de 1899. Una joya fotográfica rescatada por el Museo Barón de Benifayó.
Los hermanos Lorente, Antonio y Pepe, con sus regalos navideños.
Atrezzo de la época para esta escena bíblica de estudio.
La matanza del cerdo en diciembre, una tradición ya extinguida en las casas. Esta escena es de 1995.
Escenificaciones navideñas en 1996 en San Pedro del Pinatar.
