Las artes iluminan el cementerio de San Javier con el espíritu del Tenorio

Teatro y danza
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Música, danza y teatro iluminaron anoche, sábado 29 de octubre, el cementerio de San Javier junto con cientos de velas. Un aforo superior al del pasado año, con más de 1.200 personas, vivieron la experiencia de dejarse envolver por las sombras de los sepulcros entre música de réquiem y acordes de violines, guitarras y contrabajos. Las 45 voces del Orfeón Fernández Caballero invadieron el camposanto de magia y recogimiento.

 

La pinada que da acceso al cementerio de San Javier se convirtió ayer en la puerta de entrada de una visita onírica al encuentro del espacio mudo de ultratumba en la víspera de la festividad de Todos los Santos. Un Carnaval veneciano, de arlequines engalanados, invitaba a probar los manjares terrenales del asado y el vino porque "la vida es breve". Los colores de la vida se quedaron extramuros. Al otro lado de la cancela del cementerio, las luces se volvieron gélidas y cientos de velas soportaban el peso de la penumbra habitual que reina entre los sepulcros.

Un bosque de cruces de piedra, sombreadas por la iluminación de focos azules y numerosas velas, envolvía en la noche del sábado a los visitantes en la necrópolis, cuya escenografía fue realizada por la Asociación de Amigos del Belén de San Javier. Sobrecogedora resultó la bienvenida del coro polifónico del Orfeón Fernández Caballero, que a la luz de cientos de pequeñas llamas rompían el silencio. Las ánimas, en su papel de guías por el mundo de lo inmóvil, conducían a los visitantes, que fueron encontrando a la misma muerte, encarnada por la directora de teatro, Leonor Benítez, enmascarada bajo un hábito negro guadaña en mano, que recordaba el inexcusable destino.

En la fría arboleda de piedra, de pronto sorprendían burbujas de vida a través de la música de un guitarrista o un dúo de piano y violín a manos de los intérpretes del Conservatorio Profesional de Música de San Javier. Acordes de contrabajo despidieron a los visitantes que descubrieron la arquitectura funeraria de San Javier en su cara más teatral.

Más de cien personas, bajo la dirección de la Concejalía de Cultura, participaron en el montaje del cementerio y el escenario, donde el Grupo de Teatro San Javier dio vida de nuevo a la historia de Don Juan Tenorio entre galanes bravucones y lances de espada. Los amoríos del seductor espadachín y la eterna novicia resucitaron junto al muro del cementerio para volver a precipitarse hacia la tragedia. Una banda de música del Conservatorio dio fondo a las aventuras del Tenorio, aunque el montaje integró además la danza y el canto. El tenor Jesús Hernández entonó el 'Nessun Dorma' de Puccini ante los cadáveres de los dos amantes.

El Grupo de Teatro San Javier, dirigido por José Antonio Navas, revivió las hazañas del Tenorio.

FOTOS Pepe H

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