El festival Imagina unió sabor y color en San Javier

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Del verde de las algas al rojo coral del caparazón de un langostino. La gastronomía se convirtió en lienzo. Platos al óleo surgieron a la vista del público este fin de semana en San Javier. El público que asistió a las performances e intervenciones artísticas del festival Imagina, de arte callejero, pudo ver cómo un conjunto de materias primas, desde una cola de atún a una cebolleta, se convertían en platos preciosistas, pequeños paisajes gastronómicos que cuidan la combinación de colores igual que en un cuadro de Rothko y juegan con las formas como una escena de Gauguin.

El festival incorporó por primera vez la gastronomía en su oferta artística, que reunió en la plaza de España a cinco cocineros noveles del Centro de Cualificación Turística para crear un platos a partir de unos ingredientes sorpresa.

Cada uno de los cinco platos fueron interpretados, también a ojos de los espectadores, a través de sus lienzos, unos con musculatura realista, otros sobre trazos abstractos. La deconstrucción plástica de los platos demostró el creciente interés que despierta el arte gastronómico, que reunió en torno al doble proceso -en los fogones y en el caballete- a multitud de espectadores con la cámara en mano, siguiendo hasta el final el desarrollo creativo.Los cuadros se exponen en el Museo de San Javier junto al resto de las obras generadas en esta edición del Festival Imagina.

Los artistas del grupo 'La mano robada' instalaron en la plaza de España una fábrica de esculturas personalizadas a base de escayola, conchas marinas, piñas y piedras de colores. Cada asistentes construyó su propia escultura con los pliegues de sus manos porque, como decía Rilke, "existe una historia de las manos, que tienen su propia cultura, su particular belleza".

Para las artistas jóvenes del Centro de Atención a las Víctimas de Violencia, su cuerpo es 'cosa suya'. A través de una exposición en la Concejalía de Juventud, reivindicaron el poder de decidir sobre sus cuerpos y denunciaron la presión social de la imagen.

Por la instalación 'Objetivo:subjetivo' de Inmaculada Barranco y Jennifer Ortega, desfilan la fugacidad de la vida, el dolor, las relaciones rotas, la tristeza. De los frisos táctiles para invidentes y no invidentes de los artistas de la Asociación Prometeo hasta la tela de araña cosida entre las columnas del Parque Almansa, el público experimentó un año más el festival Imagina. El artista yeclano Lidó Rico empleó su propia nariz para llenar la sala del Museo de San Javier con múltiples reproducciones de su apéndice nasal. En 'Medidas para respirar', el artista destaca el cauce de entrada que nos mantiene vivos, a pesar de todo lo que deja sin aliento.

En una edición más de Imagina. organizada por la Concejalía de Juventud, que ha mostrado su vitalidad y poder de atracción de jóvenes artistas, llamó la atención la actuación de Odette Fajardo, una participante hispanoamericana que masticó el directo las fotocopias de sus propios documentos de extranjería. La joven los trituró después, en una dolorosa transformación, en una batidora eléctrica. Con la pasta resultante, se aplicó una máscara de rabia y decepción, con la que caminó descalza hasta la puerta del Ayuntamiento.

 

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