Dos años ha tardado la Virgen de la Asunción en volver a asomarse al Mar Menor tras la pandemia. Para su regreso la esperaban cientos de fieles a las puertas de la iglesia que lleva su nombre en Los Alcázares, a pocos metros de la orilla.
Otra del escultor José María Sánchez Lozano, la imagen actual, con los brazos abiertos y el manto azul, fue realizada en 1951 a semejanza de la que fue destruida en la Guerra Civil. El trono, provisto de faroles barrocos en sus extremos, fue diseñado por el pintor Manuel Muñoz Barberán y realizado por José Noguera. Tres pisos de rosas blancas adornaban los pies de la Virgen.
Entre aplausos y vítores, la acompañó el público a lo largo del paseo marítimo, donde el trono hace su tradicional parada en la puerta del hotel La Encarnación. Allí la espera la coral para dedicarle su canto a la patrona en emocionado silencio general, que después se convierte en un cerrado aplauso.
Los numerosos visitantes, que llegan en estas fechas para disfrutar de la gastronomía y los espectáculos de la Semana Internacional de la Huerta y el Mar, hacen aún más multitudinaria esta procesión que bordea el Mar Menor hasta el embarcadero de la base militar. Allí, un barco engalanado espera a la Virgen para llevarla en su tradicional travesía marítima en dirección al embarcadero de las pescaderías, donde anoche la esperó la cuadrilla de Patiño con sus coplas regionales.
La patrona, que parte de día, regresó ya anochecido a su hornacina del templo marinero entre el bullicio del ambiente festivo, que continuó en la rambla, donde los ventorrillos ya abren sus barras y terrazas para servir los platos murcianos mientras el auditorio de la Semana de la Huerta ofrece esta semana su programa de espectáculos musicales y de danza.
