Saber más sobre el asiático

Gastronomía
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Leyenda y sabor se unen en el café asiático, símbolo y seña de la ciudad cartagenera. La librería Escarabajar organiza una jornada sobre esta especialidad, que tuvo su cuna en el bar Pedrín de El Albujón. Una buena ocasión para aprender parte de la intrahistoria cartagenera y paladearla con intensidad.

 

Juan Ignacio Fernández, investigador del Archivo Municipal de Cartagena, José Ángel Días, gerente de José Díaz S.L., y Francisco Bernal, gerente de Cafés Bernal, junto al barista Jesús Muñoz, ofrecerán mañana, jueves 20 de diciembre, a las 20 horas en la librería Escarbajal de Cartagena una charla sobre el origen del asiático y los bares en los que se tomaba este tradicional café en el siglo XX.

Versiones sobre el origen y la historia del famoso café hay muchas. Y polémicas. Una visita a la cuna del asiático, en el bar Pedrín de El Albujón, nos aclara el misterio y sumerge al visitante en una burbuja del tiempo. Mariano Rosique, heredero del inventor del asiático, el fallecido Pedrín, continúa tras la barra después de 42 años. Se metió con 15 años en el bar de Pedrín, cuando no era más que una vieja tasca donde se vendía gasógeno a los conducrtores de paso, en esa época numerosos ya que el pueblo se encuentra en la linde entre los términos de Murcia y Cartagena. "Aquí pagaban los camiones de transporte el fielato, que era el impuesto que les cobraba el ayuntamiento según el peso de la carga", cuenta el testigo del tiempo en este rincón del campo cartagenero. "Este era el paso de los murcianos hacia La Manga, a las playas, tenía vida, pero la construcción de las autovías ha sido nuestra muerte", dice el hostelero.

El desvío del tráfico no ha empañado la fama del asiático, estimulante invento a base de coñac quemado, café potente y espuma de leche batida. "Pedrín lo que hizo fue mezclar el Belmonte de Murcia y el carajillo de Cartagena, pero los añadidos que le han hecho después, como el Licor 43, no son de la fórmula original", explica Mariano. Hasta tal punto es purista el conservador del asiático que se mantuvo firme cuando fueron a proponerle participar en la Ruta del Asiático de Cartagena con la condición de que le incorporara el chorrito del licor dulce, inventado también en el pueblo fronterizo. "Me dejaron fuera porque me negué a ponerle Licor 43 y a subirle el precio", se impone el experto. "Lo de la cáscara de café y el granito de café se lo han añadido por el Mar Menor", sabe Mariano, orgulloso de que clientes de otras provincias llegan a su barra para saborear el auténtico asiático. "Hay señoras que me dicen ¿me puede echar más espumita?", ríe.

El ingenio que requieren los tiempos hace que Mariano le dé vueltas en la cabeza cada noche al negocio. "Mi primo José Rosique, que llevó el bar de Pedrín desde 1968, y yo ideamos el asiático sin alcohol para que los clientes no tengan problema con los controles, aunque un asiático no da positivo nunca". Este verano hace furor el asiático helado, con hielo, nata montada y chocolate en polvo. "Hay que ganarse las habichuelas", explica Mariano, a quien la crisis le ha enseñado que ya no bastan las 15 horas diarias que pasa en el bar. "He hecho asiáticos con los ojos cerrados, y soy capaz de recorrer el bar a oscuras sin tropezarme con nada. Es mi vida". Ver pasar el tiempo tras la barra de un bar en la frontera ha enseñado a Mariano que, en realidad, los límites no existen. Por eso ha colocado en el interior del comedor un banderín grana del Murcia frente al sitio que ya tiene reservado para el del Efesé. "Un día vino un cliente diciendo que en Cartagena se había negado en un bar a hacerle un Belmonte. Yo los hago buenísimos".

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