MANJARES JUNTO A LA CHIMENEA. 'Los Cazadores', en Corvera

Gastronomía
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SONIA EGEA LATORRE. Situado en una llanura en el campo de Murcia, rodeado de extensos cultivos de secano y caminos, encontramos el restaurante de Los Cazadores de Corvera. Un local que se ha adaptado, viviendo las épocas cómo propias para llegar a lo que son ahora.

Una historia que comienza con la apertura de un bar en el año setenta, con una vocación que se ha transmitido de hijos a nietos. Lo que era una barra donde los cazadores se encontraban cada fin de semana (de ahí su nombre), ahora es un restaurante de cocina fusión, uniendo el legado cultural heredado generación tras generación con diferentes productos y estilos culinarios. Un lugar donde disfrutar de sabores intensos y de una carta de vinos preparada para contentar cualquier paladar.

Al entrar se encuentra una barra y varias mesas iluminadas por las ventanas que ocupan casi toda la pared. Al fondo un espacio con decoración sencilla, colores blancos, cuero y una chimenea. Tras tomar un vermouth en la barra, pasamos a nuestra mesa. Comencé con la croqueta de guiso de gallina murciana, sabrosa y cremosa con un ligero rebozado y trozos finos de carne. Una croqueta muy bien hecha.

Deliciosa croqueta de guiso de gallina en su punto de crujiente. 

 

A continuación tomé el tartar de atún rojo con cebolla, mango, cebollino y trigo tostado, que le daba el toque crujiente a este plato donde predominan las texturas tiernas. Seguí con crudos, el steak tartar de solomillo de ciervo (en la foto de arriba) con encurtidos, chalotas caramelizadas, yema de huevo, mostaza de Dijon y plátano macho. Sabores intensos, el dulzor de las cebollas regulaba la acidez de los encurtidos y la mostaza, manteniendo presente la carne y la jugosidad de la yema.

Un bocado para degustar con deleite: el tartar de atún rojo con cebolla, mango, cebollino y trigo tostado. 

 

No podía irme sin probar el plato que tanto llamaba la atención, el cual terminaban frente al comensal rayando una trufa. El huevo a baja temperatura con setas silvestres y panceta de bellota. En cada bocado se encontraba el huevo potenciado por la salinidad de la panceta cortada en finas tiras y las setas que aportaban el sabor umami y fresco.

Y para terminar mi favorito, el arroz con perdiz roja y foie. La fina capa de arroz elaborada con un fuerte fondo muy gustoso, la perdiz que alegra encontrarla y ese punto dulce del foie que contrarresta la potencia de este arroz, hacen que quieras repetir.

No quedó sitio para el postre, siempre peco de pedir demasiados platos, pero me tira más el salado, qué puedo hacer. La próxima reservaré hueco para tomar el brownie de chocolate, la tarta de queso al horno, la piña al Josper…Pero algo dulce sí tome antes de irme, una copa de vino de Oporto, Nieport LBV 2013. Un final excelente para esta experiencia.

La magia del huevo a baja temperatura y el perfume de la panceta de bellota y la trufa. 

¿No has probado el arroz con perdiz roja y foei?

 

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