Las nuevas mermeladas del campo del Mar Menor, artesanía dulce

Gastronomía
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"Como en casa, las mermeladas las hacemos como en casa", explica Maribel, el alma de Conservas La Vega del Mar Menor, que elabora las mermeladas P. Listo. La filosofía artesana de esta empresa familiar, que acaba de cumplir 8 años de vida, responde a la misma sabiduría que aplicaban las abuelas: procesar los productos de temporada para proveer la despensa el resto del año.

Así, más del 60% de la producción de P. Listo procede del huerto del abuelo Jesús y de los campos de frutales y hortalizas de la familia Jiménez en la pedanía agrícola de El Mirador (San Javier, Murcia). Bañados por el sol que sube de color los pimientos, los dátiles y endulza las naranjas y melones. Ya exportan a medio mundo, pero no han renunciado s sus métodos tradicionales.

Comenzaron con las mermeladas de los tres sabores del pimiento, rojo, verde y amarillo, y los famosos pimiento asados de Maribel. "Fue una idea a partir de que nos dábamos cuenta de que la mayoría de la gente consumía productos de otros países o comida congelada e industrial, que se iba apoderando de las despensas y frigoríficos", explica Eugenio, el hijo mayor y responsable de la gestión de la empresa. A partir de entonces, la imaginación de Maribel no ha tenido límites y, actualmente, disponen de más de 40 referencias y sabores. Mermeladas de calabacín, de tomate, cebolla, pimiento de tres sabores, son algunas de las propuestas de P. Listo para combinar con patés, quesos o carnes. Son nuevas las mermeladas de vino, de cerveza, de cava y de vinagre balsámico, para aportar nuevas sensaciones al paladar.

Innovaciones de la marca son también las mermeladas de higo chumbo, de dátiles, de pétalos de amapola, de azahar, de jazmín, rosa o violetas, de uva, granada o limón. "Los higos son de nuestra higuera, y los higos chumbos son recogidos por nosotros y los picamos a mano", explica Maribel, quien incorporó maquinaria a la fábrica que le permitiera hacer las mermeladas "como en casa pero en grandes cantidades". De hecho, todas incluyen sólo ingredientes naturales, con cantidades de azúcar que van en función del grado de dulzor del producto, y una parte de pectina de manzana, espesante natural.

En realidad, el origen de sus elaboraciones se remonta a la abuela María, que regentaba el restaurante El Empalme, en el Empalme de Archena (Murcia). Acudía a la fábrica del pueblo para hacer conservas de fruta, aceitunas y tomate para ofrecer a sus parroquianos.

"No hemos cambiado en nada. Ahora tenemos más clientes y trabajamos más, pero producimos igual", explica la artesana. En los últimos años han abierto mercados, y sus frascos se venden en Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, Polonia y Canadá. "Tenemos épocas fuertes de trabajo, pero también tropiezos, aunque muchas veces se compensa cuando alguien te llama para que les sirvas porque te dicen que no pueden pasar sin tus mermeladas", afirma Maribel. Junto a su marido y sus dos hijos, Eugenio y José María -éste último más volcado en la elaboración, mano a mano con su madre- han logrado mantener su tradición compitiendo en el mercado internacional. A pesar de las dificultades, la familia Jiménez no pierde la ilusión y ya preparan nuevas especialidades, como las cebollitas caramelizadas, la crema de vinagre balsámico y la mermeladas de frutas del bosque. Sabores con arraigo en el campo del Mar Menor.

Recetas culinarias con mermeladas P.Listo aquí.

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