SELECCIÓN MUSICAL NOTICIERO: Por Alexia Salas
Que 1969 fuera el año en que el hombre pusiera el pie en la luna no quiere decir que aquí abajo andáramos solo mirando al espacio. Más bien al contrario, aquel año fue el año. Quizá el mejor para la música contemporánea, y no solo en el rock, sino también en las corrientes country, el jazz, el folk, en artistas que empezaban a mostrar su genialidad, en otros ya consolidados que publicaron sus mejores álbumes. Imposible recogerlos a todos en una selección musical pero cada uno puede hacer su listado particular y añadirlo a los ‘elegidos’.
Hay que recordamos por justicia a otros como The Band, con su rasgo de atemporalidad, el jazz desnudo de Bill Evans, el Bob Dylan más country, el jazz rock esquizofrénico de Frank Zappa, la bella desesperanza de Leonard Cohen, el esplendor de Rolling Stones, los Velvet más vanguardistas…abrochense los cinturones. Viajamos a 1969.
1. Johnny Cash. At San Quentin.
Estamos en la prisión de San Quintín, concierto memorable de Johnny Cash para los presos. Y el guitarrista, en su versión más rebelde. Al poco de empezar, suelta: Este concierto está siendo televisado. Ellos dicen tienes que tocar esta canción y esta otra, pero yo estoy aquí para hacer lo que vosotros queráis y lo que yo quiera. La canción sobre San Quintín causó tal entusiasmo que tuvo que repetirla logrando un delirio colectivo. Uno de los directos míticos de la historia, un disco de los que forjan una leyenda.
2. The Sttoges. 1969.
El nihilismo existencial de Iggy Pop estalla en este tema de The Stooges, 1969,, en un debut electtrizante y visceral, un documento esencial para entender el rock de los sesenta. UN rock tosco y primario, ritmos avasalladores, un frenesí de distorsión y un capricho de locura que serviría de patrón al punk rock.
3. Creedence. Cotton fields
En 1969 los Creedence eran una apisonadora imparable, en el momento álgido de su carrrera, en la cima de la popularidad, no solo actuaron en el festival de Woodstock, sinoi que publicaron Bayou Country, Green River y Willie and the pooor boys en un tanto insuperable. Himnos anti Vietnam, brillantes versiones y enormes canciones que suenan inconfundiblemente americanas.
4. The Beatles. Something
Alguien recuerda la vida antes de ‘Abbey road’? Un disco que parece haber vivido siempre en el subconsciente del público. Tal vez el documento artístico más completo de los Fab Four, tal vez el definitivo. Los de Liverpool estaban en plena forma, con creaciones directamente bellas para, al final, dejarnos el mensaje que Lennon definió como cósmico: At the end, the love you take is equal to the love you make.
5. Neil Young. Down by the river
Con sus infalibles Crazy horse, en su segundo álbum Neil Young dio un salto cualitativo. Una composición épica como Down by the river, escrita durante una fiebre, muestran a un compositor sin miedo al riesgo, inclinado a su vertiente rockera, como maestro en el arte de la reflexión y la calma. Como se podría decir en cualquiera de los temas del cantautor canadiense, lo mejor estaba por venir.
6. Miles Davis. In a silent way.
No toques lo que hay, toca lo que no está. Fue un mantra en la vida de Miles Davis, que pasó su existencia descubriendo nuevos sonidos que parecían no haber existido nunca, que sacaba de la manga con la habilidad de un mago. UNa música esquiva, de imposible clasificación, consciente de caminar por un sendero sin pisadas, una música que él desprecintó para lanzarla al universo como una burbuja de jabón porque, como esas esferas que flotan en el aire, no hay nada sólido en esta composición maleable, dispersa, pero insistente, concentrada y misteriosa, ecléctica y audaz.
7. Led Zeppelin. Baby i´m gonna leave you
Led Zeppelin irrumpió a finales de los sesenta de manera explosiva. Desterrar el blues de toda la vida, mezclarlo con dosis de hard rock y agitarlo con el guitarreo salvaje de Jimmy Page, los bajos potentes de John Paul Jones, los mazazos de Bonham, los alaridos de Robert Plant. Una combinación letal. Riffs reconocibles, ramalazos de blues pantanoso, números acústicos, sin recuniar a interludios psicodélicos. En 1969 se explayaron a gusto en uno de sus discos grandes, con crescendos fulgurantes, la esencia del rock´n´roll personificada, una de esas obras que marcan una época.