Ese pequeño reactor con plumas verde turquesa en el dorso, que sale disparado hacia su presa en el agua, no es una alucinación por el intenso sol. Es un ejemplar de martín pescador, curiosa ave de certero pico. Estamos en su reino, donde la asociación Los Alcázares Eco-cultural organiza una visita llena de diversiones el próximo domingo.
El martín pescador no es el único rey de este humedal de la ribera alcazareña del Mar Menor. En las charcas de sus carrizales se han encontrado densas poblaciones del fartet, un pequeño pez cuya curiosa capacidad de adaptación le permite vivir tanto en aguas saladas como dulces. El fartet será uno de los descubrimientos que hagan los integrantes de la incursión en La Hita que organiza la asociación cultural el próximo domingo, 24 de febrero, con la colaboración del Ayuntamiento de Los Alcázares y de la Asociación de Naturalistas del Sureste, Anse.
A las 10 de la mañana comenzará la diversión al aire libre, ya que los participantes podrán seguir un juego de pistas para conocer el entorno, contribuir a una repoblación forestal y pasear en piragua. Han previsto también un concurso de fotografía, así que hay que llevar cámara en mano por si un colorista ejemplar de martín pescador, veloz y escurridizo, se pone a tiro. Para el domingo, hay previsto sol y algunas nubes, así que conviene protegerse con una gorra porque los rayos solares junto al Mar Menor alcanzan una intensidad cegadora al mediodía.
La Hita es un humedal de unas 28 hectáreas de superficie con una barra arenosa en la primera línea de costa. Unas pequeñas charcas se alimentan de las escorrentías y de la infiltración de agua de mar. En los saladares crecen las sosas, bojas, limonios, almarjos y salicornias, mientras en los suelos más secos aparecen matas de albardín. Todo el entorno brilla con los reflejos de las mansas aguas del Mar Menor. Y el silencio, sobre todo durante el invierno, permite aislarse del ruidoso mundo aceptando como únicos interlocutores a los pequeños pájaros y los chorlitejos que frecuentan esta orilla.
Se puede pasear entre los carrizales, gracias a las pasarelas de madera que se instalaron no hace muchos años, y buscar ejemplares de taray, unos arbustos caducifolios que crecen en suelos húmedos con elevada concentración de sales. Plantas acuáticas como la ruppia cirrhosa y otras especies convierten La Hita en una microrreserva de flora.
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