Son miles las aves viajeras que deshacen la ruta que emprendieron la pasada primavera, para pasar el invierno en el sur. Los anilladores de la Asociación de Naturalistas del Sureste, ANSE, han capturado, marcado y vuelto a soltar un total de 2.389 aves de 35 especies diferentes en la campaña de otoño. Les servirá para conocer cómo influye en las aves el cambio climático.
Isla Grosa se ha convertido en una parada y refugio para estas viajeras en su tránsito constante norte-sur, pero también en un laboratorio de estudio de las aves migratorias. Según ANSE, la especie más abundante ha sido el petirrojo europeo, que abarca casi la mitad de todas las capturas. Otros habituales de isla Grosa con el colirrojo tizón, el mosquitero común y la curruca capirotada. Son especies que se reporducen en el continente europeo y pasan el invierno en el sur de Europa y norte de África.
Los expertos de ANSE destacan la recuperación de tres aves con remite extranjero (una curruca capirotada y un mosquitero común de Bélgica, y un petirrojo de Italia), así como el anillamiento de un papamoscas papirrojo (Ficedula parva), especie que se reproduce desde el noreste de Europa hasta el oeste de Rusia, y pasa el invierno habitualmente en el sur de Asia.
UN PAPAMOSCAS MUY VIAJERO
Es el único registro de esta especie en España durante este otoño, hasta el momento. Además, ANSE ha recibido recientemente la información de un papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) que fue anillado en su segundo año de vida en 2017 en Turku (Finlandia) a 3.000km de distancia, y fue recapturado la pasada primavera en isla Grosa. Este ejemplar, de apenas 12 gramos de peso, ha cruzado el mar Mediterráneo en 6 ocasiones, acumulando varias decenas de miles de kilómetros recorridos.
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