Para Juan Miguel Cervilla, un taco de madera es un pescador tirando de una red. Un trozo de cerezo, una playa con oleaje y barcos pesqueros en continuo balanceo. Unos listones de pino, tal vez una barca amarrada al muelle o lo que al artista le inspire ese día mirar hacia la costa. El tallista granadino expone sus trabajos hasta el 11 de abril en el Museo del Mar de San Pedro del Pinatar.
Lo primero que llama la atención de la obra del tallista granadino, además del realismo de sus composiciones, es el cariño por el detalle, la minuciosidad del calado en las redes de pesca, el cuidado de las texturas. Horas y horas de trabajo con las gubias en su pequeño taller del barrio de San Félix de Cartagena. Aunque fue en Granada, donde entró de aprendiz en el taller de sus tíos.
"Era grandes maestros. Yo calentaba las colas, hacía los 'mandaos', y con el tiempo me compré mi primer juego de gubias", cuenta el artista, que encontró a otro maestro en Cartagena, el escultor Rafael Eleuterio, con quien elaboró la ornamentación de varios tronos de Semana Santa de Cartagena y de San Pedro del Pinatar. "En su taller conocí a mi mujer, que se acercó a ver la figura de un chino que yo estaba tallando. Le gustó. Se lo regalé. Y me casé con ella", cuenta el artista, ya jubilado de su trabajo en los astilleros Bazán de Cartagena.
El tallista Juan Miguel Cervilla, junto a unas manos de pescador cosiendo redes. Esta pieza se puede ver en el Museo del Mar.
"De la artesanía no se puede dar de comer a la familia", afirma Cervilla. Recuerda que corría el año 1971 cuando le pidieron, como prueba para entrar a trabajar en la compañía, que tallara la metopa del submarino S-62, uno de los incluidos en el plan de defensa nacional de los años setenta. Allí, el artista tuvo que hacer incluso la talla de los motores en madera para después fundir el bronce.
En sus ratos libres y, sobre todo ahora, ya jubilado, reproduce escenas que capta en el muelle de Santa Lucía. Cree que su oficio desaparecerá en poco tiempo. "Aprendí los estilos barroco, renacentista, isabelino...pero con la llegada del mueble moderno, nuestro ofico fue decayendo", cuenta el tallista. "Ya no quedan tallistas. Nos extinguimos, como el lince, el búho o el águila real", lamenta.
Defiende que "la artesanía hay que protegerla", pero se rinde a la evidencia de que "la mayoría de los tallistas colgaron las gubias". Cervilla continúa el oficio "haciéndole la competencia a la carcoma, sacando viruta".
DÓNDE: MUSEO DEL MAR. Calle Lorenzo Morales, 2. Primer piso.
HASTA el 11 de abril
VISITAS: MAÑANAS de martes a sábado de 10 a 13 horas. TARDES de martes a jueves de 17 a 19 horas.
Detalle de una de las obras del escultor, que recrea sobre todo escenas marineras y relacionadas con la pesca.
